La memoria histórica del Ajax
FÚTBOL
De raíces judías, el emblema futbolístico de Amsterdam vivió su época gloriosa en los 70, convirtiéndose en una referencia para Europa y en la base de la selección holandesa que jugó dos finales mundialistas
El Amsterdamsche FC Ajax es uno de los clubes más admirados del mundo. En su país representa una institución. Sostiene, además, una curiosa leyenda con profundas raíces históricas: sus seguidores son apodados Joden (Judíos) o Godenzonen (Hijos de Dios). ¿De dónde les viene este calificativo? Hay que bucear en su pasado. Amsterdam acogió una de las comunidades judías más numerosas de Europa. Capital del comercio, muchos arribaban allí porque se garantizaba la libertad de culto pero, sobre todo, buscando refugio en su huída del nazismo. El Ajax era su equipo de fútbol más querido, una manera de integrarse en la vida cotidiana de la ciudad y de compartir con los no judíos su nacionalidad holandesa. Cada domingo, el barrio se convertía en un animado mercado. Llegada la hora del partido, cerraban los puestos y, acompañados de sus hijos, se dirigían al estadio para ver jugar a su Ajax.
La invasión de las tropas alemanas lo arrasó todo, incluido el fútbol. El extremo izquierda del equipo, Eddie Hamel, un judío neoyorkino, murió en Auschwitz. Tampoco escapó Han Hollander, el narrador de sus encuentros por la radio. Jaap Van Praag, que sería presidente en los años 60, se salvó porque permaneció escondido en un sótano. No quedaron muchas familias de judíos holandeses (caso de los Frank y la célebre Ana) después del Holocausto. Los nazis los exterminaron. "Amsterdam es la ciudad de los judíos y las bicicletas", escribió el periodista Erwin Kirsch. Tras la guerra, sólo quedaron las bicicletas.
Pero la tradición sobrevivió. Fueron los hinchas rivales quienes comenzaron a llamar judíos a los seguidores del Ajax para provocarles, y éstos, a su vez, reivindicaron con orgullo el sobrenombre y aceptaron esa identidad como reto. Comenzaba así la tradición de usar símbolos hebreos para expresar su lealtad al equipo. Una situación similar se da en el Tottenham Hotspur, por sus lazos con la comunidad judía que vive en Londres.
Como sucede a los grandes, el Ajax es el club más popular y, al mismo tiempo, el más odiado. Sus choques, en especial el Klassieker (Clásico de los Países Bajos) ante el Feyenoord de Rotterdam, se convierten en manifestaciones antisemitas por parte de los radicales: hacen el saludo nazi; profieren gritos e insultos: "el que no salte es un judío", "joden aan het gas" (los judíos a la cámara de gas) y rimas con "Hamás" (en referencia al grupo palestino). O bien emiten un silbido, en forma de siseo prolongado, imitando el sonido de un escape, de las espitas que emanaban el letal Zyklon B. "La gente mayor sabe lo que sucedió en la guerra. Pero estos fanáticos no lo saben", habla el ex jugador Bennie Muller, quien todavía recuerda el día en que se llevaron a su madre: "cuando estoy sentado en el estadio y escucho los gritos de esa gente loca, me levanto y me voy a casa".
Esta identificación del equipo con la cultura judía se ha convertido en un problema social. Aparte, resulta irrespetuosa para los judíos: les ofende que los gentiles usen distintivos que no les pertenecen y sean exhibidos en un campo de fútbol. En 2005 la directiva, cumpliendo deseos de asociaciones y para no estimular el racismo y la xenofobia, inició un proceso para distanciarse de su etiqueta de "club judío". El empeño no respondía a motivaciones antisemitas, sino esperando disminuir incidentes y evitar enfrentamientos en las gradas.
Pero cambiar las conductas de los aficionados no resulta fácil, requiere mucho tiempo. Las raíces judías forman parte de la vida del club. Su historia reciente está íntimamente relacionada con la del barrio judío. Y negar el pasado (en este caso, el del Ajax), es negar la existencia de una masacrada comunidad y su terrible destino. Porque esta simbología judía no nació de la religión, sino de la solidaridad. Durante la posguerra, los ciudadanos holandeses lucieron la Estrella de David en sus bicicletas, en memoria y recuerdo de los deportados. Años más tarde, en la final del Mundial de Alemania 74, la portó la selección orange (compuesta por 5 jugadores del Ajax). Antaño motivo de orgullo, la adopción de una identidad judía resulta ahora negativa y peligrosa.
El Ajax es un club que despierta simpatías por su filosofía. Uno de los últimos románticos en un fútbol mercantilizado, intenta demostrar que se puede tener grandes jugadores no a base de talonario, ganar títulos y, además, jugando bien, primando un estilo ultraofensivo. Su camiseta, blanca con una ancha franja vertical roja, está inspirada en el Arsenal inglés. El escudo, la cabeza del héroe griego Ajax, fue rediseñado buscando una mejor explotación comercial: trazado con once líneas, en versión abstracta, simboliza a los once jugadores.
La historia del club no se entendería sin la aportación de dos personajes. El Tulipán de Oro, Johan Cruyff, que fue inscrito en las categorías inferiores por insistencia de su madre Petronella, encargada del servicio de limpieza. Y Rinus Michels, el entrenador que desarrolló una táctica revolucionaria donde sus hombres intercambiaban posiciones y privilegiaban el juego de ataque: total voetbal (fútbol total). La conocida expresión parece que fue utilizada por vez primera para describir el estilo del Ajax en la Copa de Europa de 1966-67, exactamente, cuando los ajaccied eliminaron en octavos al Liverpool (5-1 en De Meer y 2-2 en Anfield).
A nivel internacional el Ajax es uno de los grandes. Tuvo su ciclo glorioso de 1971 a 1973, cuando conquistaron tres Copas de Europa consecutivas, gracias a futbolistas como Cruyff, Neeskens, Rep, Krol, Haan, Suurbier. Vivió una segunda época dorada a mediados de los 80 y 90, consiguiendo Recopa (1987), Copa UEFA (1992) y Liga de Campeones (1995), con Van Basten, Bergkamp, Overmars, Kluivert, Seedorf, los gemelos De Boer. En el siglo actual, sin embargo, sus éxitos se han limitado sólo a la Eredivisie (Primera División holandesa).
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