El entrenador del Racing, Javier Manzano, tiene una clara opinión sobre su capitán, Lolo Prado. En la rueda de prensa convocada al término de la contienda frente al Sanluqueño, el técnico, tras señalar que el centrocampista se merecía un monumento a la entrada del estadio, manifestó que el Portuense "le debe mucho esta campaña a un jugador que lo da todo, protagonizando un esfuerzo impresionante, marcando goles y sacrificándose, de modo que se me llena la boca al hablar de él".

El futbolista, que anotó los dos goles que suponían la victoria que mantiene a Manzano en el cargo, permitiendo superar en la tabla al rival vecino (que acumula un partido menos), supone el medio con más llegada del grupo: 4 goles desde el punto de penalti, otros tantos de saque de falta y 2 en jugada le contemplan.

Prado admite que, al igual que el resto de sus compañeros, afrontó el duelo contra los verdiblancos "de una forma especial" tras el ultimátum formulado por la directiva a Manzano: "Vivíamos una sensación un tanto rara, pues en el vestuario todos apoyan al entrenador. Incluso el miércoles ya anhelábamos que llegara el domingo para saltar al campo. No resultó un encuentro vistoso, pues pasan muchas cosas por la cabeza del deportista, no importa sólo lo físico. Tras pitar García Moreno el final, Mere, que no compitió por unas molestias, me dijo que había sudado más en la grada de lo que lo hubiera hecho en el campo".

"Mi juego ha ido creciendo conforme avanzan las jornadas, pero lo importante es que ascendamos en la tabla", refiere este portuense, de 30 años, quien considera que, exceptuando las pobres actuaciones de Mairena y Coria, "nadie ha demostrado ser superior a nosotros".

Prado confía en que el Racing termine el ejercicio "mucho más arriba del puesto 17", con lo que evitaría una ubicación cuyo riesgo de descenso "no se puede descartar como hipótesis". En dicha escalada, más que en el número de goles que lleven su rúbrica a mediados de mayo, reside su principal aspiración, "pues no hay que olvidar que tampoco soy un delantero". Aún así, los 17 protagonizados el ejercicio anterior con la Roteña se van viendo secundados esta campaña.

Las ejecuciones desde el punto de penalti forman parte de su patrimonio particular: calcula llevar en torno a 50 dianas consecutivas sin errar pena máxima alguna desde que, en juveniles, trece años atrás, marrara una (Villalustre cuenta que la temporada anterior falló otra en un entrenamiento, pues la bola chocó en el poste y se marchó fuera ante un feliz Aguilocho, lo que provocó un terrible enfado en el centrocampista). "Suelo rasear fuerte, cerca del palo, con objeto de que el guardameta no llegue", explica, aunque su predilección se ciñe a los lanzamientos de falta, en los que inventa nuevas geometrías sobre el viento: "Casi todos los viernes, cuando los compañeros se retiran a los vestuarios, me quedo con Zafra para no descuidar la práctica".

El jugador, al que le gustaría continuar en el Racing, sólo piensa ahora en el próximo rival, Los Barrios, una escuadra que "me ha sorprendido con sus dos últimas victorias". Más les valdrá a los barreños no cometer infracciones ni en su área ni en las cercanías.