Cádiz | Balona · el ambiente

El fútbol sin pasión, de mentira

  • Aburrimiento La nula importancia de los puntos en juego provoca que el Carranza viva un partido prescindible Víctimas El árbitro y David García, sobre todo el segundo, reciben la guasa de la grada

El fútbol amistoso y el de partidos sin puntos importantes es insufrible. Por más que los jugadores y los entrenadores digan antes de saltar al campo que pondrán el mismo interés de siempre, nunca es así. Eso pasó ayer en el Carranza, donde el viento fue el más difícil todavía para un equipo que ya era campeón antes de empezar y otro que se sabía descendido mientras viajaba en autobús hacia Cádiz. Nada en juego y con las ganas de agradar no basta.

Si ayer acudió al estadio cadista un espectador imparcial, buscando ese ambientazo del que hablan y el gran juego del campeón del grupo, saldría muy decepcionado. El silencio fue la nota predominante en la mayor parte de los minutos y el espectáculo no apareció por ningún lado. Con respecto al anterior encuentro en el Carranza, se registró un sensible descenso de asistencia. El personal está esperando que el club anuncie el precio de las entradas del play-off para hacer el enésimo esfuerzo de la temporada. Ayer no fueron al campo muchos de los abonados, que se reservan para días mejores. También algunos querían evitar ver más fútbol en el fin de semana tras ver lo que pasó en el Bernabéu.

Una vez más, el cadismo mostró su solidaridad y caballerosidad con un rival en estado depresivo. Intentó ganar, claro que sí, pero mostró una sensibilidad que le faltó, por ejemplo, al Getafe el año del descenso cadista en el Alfonso Pérez. Ahora el equipo madrileño se asoma al pozo y los buenos cadistas no estarán tristes por esta circunstancia. Los balonos agradecían al término del partido el buen trato del público, que aplaudía el segundo tanto del rival, sabiendo que, al menos, servía de consuelo en una jornada triste el triunfo en el estadio del campeón del grupo.

La tarde arrancó con el pasillo que hizo el equipo linense y el buen rollo fue la constante en todo momento. En ningún momento apareció ese proyecto del Campo de Gibraltar como novena provincia que se sigue promoviendo en algunos foros. En la grada donde había aficionados visitantes había una pancarta que decía que La Balona es Cádiz. Alguien quiso aclararlo, por si las moscas.

Los únicos momentos de crispación de la tarde se vivieron contra el árbitro por sus decisiones equivocadas y contra David García, que ha tomado el relevo de otros futbolistas que han pasado por el club y que tienen que soportar la guasa del respetable. Como pasó con Mirosavljevic y otros tantos, cada vez que tocaba el balón se escuchaba sonido de mofa y eso es doloroso para cualquier profesional, por muy mal que lo haya hecho.

En la grada había silencio, algún grito para celebrar que el Cádiz va a terminar primero y aplausos para las quintas amarillas de Fleurquin y Cristian. Es lo que tiene jugar con puntos de mentira. Así el fútbol no es fútbol. Ni siquiera en el Carranza.

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