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Otro 'adoquín' para Cancellara

  • El suizo gana por tercera vez en el 'Infierno del norte' al superar al sprint al belga Vanmarcke

Fabian Cancellara (RadioShack) batió al sprint a su compañero de fuga, el belga Sep Vanmarcke (Blanco), para coronarse por tercera vez ganador de la París-Roubaix, tercera gran clásica de la temporada, que cumplía su 111 edición. El suizo, una vez campeón olímpico y cuatro mundial contrarreloj, hizo buenos todos los pronósticos aunque por una vía imprevista, la del sprint, y se presentó victorioso en la meta con un tiempo de 5:46.13 horas, a una velocidad media de 44,02 kilómetros por hora. Con su tercera victoria iguala en el historial de la carrera a Eddy Merckx, Francesco Moser y Johan Museeuw.

Nunca un solo corredor había acaparado el cartel de favorito en el Infierno del norte. La superioridad demostrada por Cancellara el domingo anterior en el Tour de Flandes, y las ausencias del belga Tom Boonen (con una costilla rota) y el eslovaco Peter Sagan, que se reserva para la Amstel Gold Race, convertían la prueba en todos contra Espartaco. Después de sus exhibiciones en la E3 Harelbeke y el Tour de Flandes, Cancellara buscaba su tercer adoquín de oro en un trayecto de 254,5 kilómetros entre París y Roubaix que incluía 27 tramos adoquinados repartidos en 52,6 kilómetros, un escenario a la medida del suizo.

La carrera arrancó con una temperatura glacial (cero grados) y a 130 kilómetros de meta escaparon a la vigilancia del grupo Steegmans, O'Grady, Hayman y Kortesky. El RadioShack de Cancellara y el Saxo Bank, que confiaba en Breschel, tomaron las riendas del pelotón, que acabó rápidamente con la fuga.

Cancellara rehuía los riesgos y se colocaba en cabeza del grupo en los tramos de adoquinado para ahorrarse, además, la inhalación del polvo que desprendía la estrecha calzada de tierra y piedra. Las hostilidades se desataron abiertamente en el decimoctavo tramo de pavés, el cinco estrellas Mons-en-Pévéle de 3.000 metros ( a 47 kilómetros de meta).

El Quick Step se propuso endurecer el último tramo de la carrera y complicarle la vida al favorito, pero una avería de Sylvain Chavanel lo dejó sin su mejor baza. Steegmans volvió a la carga y seleccionó a un grupo de 15, Flecha entre ellos. Cancellara no perdió los nervios ante los cortes fugaces que se producían en cabeza. Tiró para enlazar con el grupo de ocho cabeza de carrera, pero los belgas Vandenbergh y Vanmarcke atacaron para no darle respiro cuando ya se había quedado sin equipo.

A 23 kilómetros del final el suizo volvió a cambiar. Salió en busca de los dos fugados, que marchaban 26 segundos por delante, y en apenas cuatro kilómetros les dio caza, con el checo Zdenek Stybar pegado a su rueda.

Vandenbergh se fue al suelo al chocar con un aficionado en el Carrefour l'Arbre, poco después estuvo a punto de ocurrirle lo mismo a Stybar y Cancellara se quedó solo con Sep Vanmarcke. El belga, consciente de que un segundo puesto también era bueno en la gran clásica del pavés, dio relevos al suizo, con el que legó al velódromo de Roubaix. Cancellara tomó la rueda de Vanmarcke y en la última curva lo batió sin remisión.

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