Dos reveses a una mano, uno francés y otro suizo, son las últimas piedras en el camino de Rafael Nadal y Novak Djokovic hacia la final del Abierto de Estados Unidos. Sólo Richard Gasquet y Stanislas Wawrinka pueden frenar lo que parece inevitable: que los dos mejores tenistas del mundo jueguen la final del cuarto Grand Slam de la temporada.

El de Manacor buscará aumentar su impresionante racha de victorias sobre cemento y celebrar su undécima victoria consecutiva ante un Gasquet que llega a las semifinales tras batir en cuartos a David Ferrer. A Djokovic lo espera un hueso, el corpulento Wawrinka. El suizo, verdugo de Andy Murray, defensor del título, llega a las primeras semifinales de un grande en su carrera con mucha confianza. Si el serbio gana al número nueve del mundo saldrá de Nueva York con el primer puesto del ránking asegurado, independientemente de lo que haga Nadal.

Aunque todo parece indicar que antes o después el español volverá a ser el mejor de la ATP. Nadal, el mejor tenista de 2013, amenaza seriamente la hegemonía del balcánico. Y si no es en el US Open, será dentro de pocos torneos. Nada parece frenar al mallorquín en su búsqueda del primer puesto y del décimo título de la temporada. Aupado por un efectivo servicio, es el único que llega a las semifinales sin ceder su saque. Y su juego ha ido mejorando partido a partido hasta desembocar en el torrente que descargó en cuartos ante Tommy Robredo, quien sufrió un 6-0 en el primer parcial.

"Espero que todo lo que llevo trabajando en los últimos meses salga en estos momentos", reconoció Nadal. Delante tendrá a su amigo Gasquet, también de 27 años, que al fin pareció alcanzar la madurez y consistencia que prometía cuando era joven. Dueño de uno de los reveses más elegantes del circuito, el francés tiene todas las estadísticas en contra: jamás ganó en un partido oficial a Nadal, con el que perdió las últimas cinco ocasiones de forma incontestable.

"Es un buen chico, una buena persona, siempre tuvimos buen feeling. Es bonito competir contra un jugador como Richard, con el que crecí y con el que jugué desde que éramos niños", comentó el actual número dos del mundo.

Mientras, el menos estiloso pero mucho más potente revés de Wawrinka pondrá de nuevo a prueba a Djokovic, al que llevó al límite en su último enfrentamiento en los octavos de final del Abierto de Australia de este año.