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Vuelve el mejor Nadal

  • El balear supera con contundencia a un Berdych desesperado y se medirá en la final con Murray en busca de su tercer título consecutivo

La solidez inicial de Tomas Berdych quedó reducida a cenizas por Rafael Nadal, que alcanzó por séptima vez la final del Masters 1.000 de Madrid tras hacerse con la victoria por 7-6 (3) y 6-1 frente al checo, su verdugo en el Abierto de Australia. Nadal liquidó la contienda en una hora y 43 minutos y hoy intentará levantar su quinto título en el torneo madrileño, que sería el tercero en festejar de forma consecutiva.

Con una temperatura cercana a los 27 grados se disputó el duelo. Con el sol en todo lo alto brilló la derecha invertida de Nadal, ésa que le ha dado nueve títulos de Roland Garros y que casi siempre abre huecos imposibles donde no los hay en las defensas de sus rivales.

No obstante, el de Manacor necesitó tiempo para sentirse a gusto en la pista. Quizá su memoria guardaba todavía el amargo recuerdo de los cuartos de final de Melbourne, en los que fue arrollado por Berdych con un 6-0 demoledor en el segundo set. Aquel resultado sirvió para que el checo rompiese su racha de 17 derrotas seguidas frente al español.

Y quizá había nervios en Nadal, cuyo revés flaqueaba para dejar que la derecha de Berdych entrase con profundidad y de forma demoledora en unos inicios desesperanzadores para el balear, que intentaba estar rápido de piernas para contrarrestar los bombardeos de su rival.

En aquel entonces Nadal no hallaba la forma de restar. Y así, el único punto que ganó fue una doble falta de Berdych, que mantenía su servicio al nivel con el que destrozó al gigante John Isner en la eliminatoria anterior salvando una bola de partido.

Pero tanta regularidad de Berdych en tierra era algo insólito. Poco a poco, su agresividad disminuyó y Nadal lo aprovechó. Los únicos puntos de rotura de este parcial fueron para el español, que no concedió ninguno. Todo quedaba decidido para el desempate, en el que Nadal ofreció un recital con su derecha para apuntarse el set en 53 minutos.

La desconcentración invadió así la mente de Berdych, que encontraba excusas donde no las había, como sus quejas al juez de silla por el reflejo de los abanicos del público, que al parecer lo descentraban.

El saque del checo bajó de efectividad y Nadal entró en el partido con mando, rompiendo en el cuarto juego, con su derecha en paralelo, cercenando de un plumazo las esperanzas de su adversario, las cuales quedaron reducidas a añicos al ser testigo de la confianza del jugador local, al que le entraba todo lo que intentaba, por difícil que pareciera.

Nadal acabó con su saque intocable, sin una sola bola de rotura en contra, y rompiendo a Berdych dos veces en nueve oportunidades. Como toda la semana, fue de menos a más, entrando poco a poco en el juego y recuperando sus mejores sensaciones.

Ganador en Buenos Aires del único torneo que este año figura en su palmarés, el duelo contra Berdych (séptimo del ranking ATP) supone para Nadal su mejor victoria de 2015, mejor incluso que la que sumó el viernes ante Grigor Dimitrov.

Para poner el bronce de oro a su actuación en la capital de España, Nadal tendrá que doblegar primero en la final a Andy Murray, quien venció en la otra semifinal a Kei Nishikori por 6-3 y 6-4.

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