El Cádiz se reencuentra con la victoria. Sufriendo, sí. Y pidiendo la hora a falta de medio segundo tiempo. Pero tras los últimos resultados, los tres puntos saben a gloria y sirven además para ampliar la ventaja respecto al segundo clasificado, tras el pinchazo del Poli Ejido en casa ante la Balona. Jornada redonda para los intereses cadistas, por lo tanto.

Después de la última derrota ante el Guadalajara se pedían cambios, y los hubo. Cristian recuperó su puesto en el lateral derecho y Mansilla ocupó el eje de la zaga junto a Fragoso en lugar de De la Cuesta, que ni siquiera estaba entre los convocados, mientras que López Silva entró como titular en la izquierda en lugar de Juanma. Pero lo cierto es que los cambios no provocaron el efecto deseado y el Cádiz, de nuevo, se encontró muy incómodo y acusó una gran falta de fluidez durante todo el primer periodo.

Los problemas para mover la pelota en el centro del campo se hacían notar en la zona de vanguardia y prueba de ello es que hasta el minuto 17 no llegó la primera ocasión para los amarillos, con un lanzamiento de Carlos que atrapó sin problemas Bernal. Ya en el 31, un intento de autopase de Enrique cayó en botas de Toedtli, que remató forzado a las manos del guardameta visitante. Escaso bagaje ofensivo el de los cadistas, encomendados a las ganas de López Silva y el empuje de Enrique por las bandas para crear algo de peligro.

La falta de fútbol impacientó a la afición hasta el punto de que en el minuto 33 los escasos 7.500 seguidores presentes en las gradas de Carranza castigaron con una sonora pitada a sus jugadores, tras un clamoroso fallo defensivo que dejó al ex cadista De Gomar solo delante de Casilla. Por suerte para los intereses cadistas, el del Roquetas se escoró demasiado y su lanzamiento salió fuera, entre el alivio y enfado de los seguidores amarillos.

Ni la bronca fue capaz de espolear al Cádiz que, eso sí, dispuso de una buena ocasión antes del descanso con un remate de cabeza de Ormazábal que se marchó fuera por poco.

Entre la decepción y el enfado se llegó al descanso. Javier Gracia decidió dejar en la caseta a Ormazábal, muy desacertado, y dio entrada a Rosu como segundo punta, retrasando a Carlos al centro del campo. Apuesta ofensiva la del técnico navarro, que consiguió que la imagen de su equipo mejorara un poco respecto al primer periodo.

Sin embargo, en el 54 llegó un nuevo susto para los cadistas. Fragoso se entretuvo dentro del área y regaló el balón al Roquetas para que el recién incorporado Romario hiciera lucirse a Casilla, uno de los mejores de su equipo y un seguro de vida durante todo el partido.

En el 57 llegó, al fin, un poco de calor en una tarde tan fría con una gran jugada de López Silva por la izquierda que remató de cabeza Enrique a gol. Un tanto que hacía olvidar el sufrimiento y la falta de fútbol y, lo que son las cosas, ponía en esos momentos a los amarillos a ocho puntos de su inmediato perseguidor, teniendo en cuenta la momentánea derrota del Poli Ejido ante la Balona por 0-2.

Después del gol, el Cádiz intentó encontrarse a sí mismo, y lo logró a medias. El equipo recuperó la tranquilidad y buscó con insistencia el fútbol de toque que le ha llevado a lo más alto de la clasificación, pero la mayor fluidez a la hora de mover la pelota no se vio correspondida con una mejora de la faceta ofensiva. Ocasiones tuvo, pero en ningún momento dio la sensación de que el 2-0 estaba al caer, ni cuando Rosu entró solo pegado al vértice derecho del área tras un buen pase de Carlos e incomprensiblemente se cayó cuando lo fácil era servir a Toedtli o rematar a puerta.

Faltando más de 20 minutos para el final del partido, los cadistas ya pedían la hora. El trabajo ya estaba hecho, los tres puntos en el bolsillo, aunque el Roquetas de vez en cuando inquietaba y a punto estuvo de empatar en un par de ocasiones, todas bien resueltas por Casilla.

Final del partido y reencuentro con la victoria. No hubo buen fútbol y apenas ocasiones, pero los tres puntos suman igual. Lo mejor, el resultado.