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Tiempos difíciles para todos

  • Los clubes de la provincia encuentran serias dificultades económicas para afrontar la competición La actividad se mantiene en Cádiz y Algeciras pero decae en otras localidades

El balonmano gaditano pasa momentos difíciles en los actuales tiempos de crisis. Mientras en el panorama nacional de este año destacan tristes noticias como la desaparición de la sección del Atlético de Madrid, en la provincia de Cádiz muchos clubes sobreviven con la soga al cuello. Y por desgracia algunos siguen la senda de los madrileños.

Los equipos que subsisten lo hacen gracias al esfuerzo de sus jugadores y directivos, que hacen lo imposible para encontrar financiación. Muy lejos quedan los derroches del mundo del fútbol, donde jugadores y agentes se embolsan ingentes cantidades de dinero. En el balonmano, son los propios jugadores los que pagan por competir en la mayoría de los casos, siendo la principal fuente de ingresos. Y más aún en los tiempos que corren, en los que encontrar algún mecenas que patrocine al equipo se hace cada vez más complicado.

En la provincia de Cádiz, solo dos equipos se mantienen en divisiones nacionales, el Gades y el Algeciras (en Segunda y Primera Nacional, respectivamente). Estos máximos representantes del balonmano gaditano mantienen un cuidado organigrama deportivo, aunque no sin esfuerzo.

Por debajo de ellos hay otros varios clubes de menor tamaño, como el San Fernando, que tiene un equipo en Primera Andaluza. En este segundo grupo de entidades es en el que cada año se caen de la competición más equipos y clubes, incapaces de afrontar el gasto que lleva aparejado, como demuestra que haya peligrado recientemente el equipo de Primera Andaluza del San Fernando por la imposibilidad de encontrar un patrocinador, teniendo finalmente que hacerse los propios jugadores cargo del presupuesto íntegro para la temporada (una cantidad alrededor de los 5.500 euros según fuentes del club). Y un ejemplo más radical es el del Barbate, club que no tiene equipos federados desde 2006 y cuya actividad se ha desplazado hacia la modalidad de balonmano-playa, en la que resulta más barato participar.

Mantener un conjunto compitiendo requiere dinero. La mayoría de equipos cuestan, entre fichas federativas, desplazamientos, pago a los árbitros y demás gastos, miles de euros. De hecho, el presupuesto de un club de referencia como el Algeciras, con 14 equipos federados para todas las categorías, ronda los 100.000 euros. Aunque no todos tienen unas cuentas tan mareantes. Ejemplo de ello es el San Fernando, que cuenta con una previsión de gasto de 14.000 euros, aunque también cabe decir que cuenta con bastantes menos equipos que los algecireños. Pero a ambos les une un hecho, estas cantidades son cada vez más difíciles de conseguir.

El principal problema que resaltan desde los equipos es la escasez de patrocinadores y la dificultad para conseguirlos. Las empresas gaditanas se muestran reticentes a realizar una inversión en estos equipos, a pesar de que son los que llevan el nombre de la ciudad (y de sus mecenas) a lo largo de la provincia, e incluso a otras áreas de la región. Y para más inri, esta colaboración económica en muchos casos no palia más que una pequeña parte del presupuesto, procediendo por ejemplo entre un 10 y 15 por ciento de las cuentas del Algeciras de su principal patrocinador.

También la desaparición o disminución de las ayudas públicas lastra a muchos clubes, sea por las ayudas que ofrecían desde los ayuntamientos o por la financiación de campeonatos que se realizaba desde instituciones como la Junta de Andalucía. Estas colaboraciones han pasado en su mayoría a la historia, y ahora los equipos tienen que equilibrar la balanza. Asimismo, también algunos dirigentes denotan que la ayuda pública podría centrarse en colaborar a la hora de contactar con empresas dispuestas a financiar los equipos, o asistirles intentando convencerlas.

Otro de los grandes problemas viene originado por la desaparición de muchos equipos. Al existir actualmente menos clubes que hace unos años, la Federación se ve obligada a configurar ligas más dispersas, teniendo en la mayoría de casos grupos con conjuntos de varias provincias. De esta manera, por lo general, los clubes gaditanos se ven obligados a jugar en Sevilla, Huelva o Córdoba, lo que implica que los gastos por desplazamientos, una de las cargas principales en este tipo de competición, se disparan. Prueba de ello es que el Algeciras destina aproximadamente un 20 por ciento de su presupuesto a los desplazamientos de sus conjuntos.

Por último, hay también que contemplar los precios de las licencias y demás gastos federativos, que algunos dirigentes aseguran que nunca bajan, por mucho que sí lo hagan los ingresos del mundo del balonmano. Al respecto, Salvador Agüera, delegado provincial de la Federación, responde que si bien no bajan, tampoco han subido durante muchos años. La cruda realidad es que la Española, desde el recorte de subvenciones del Ministerio a todas las federaciones del actual Gobierno, vive con una situación económica complicada. Y ante este panorama, los costes federativos no se han adaptado a la realidad de los clubes, y algunos de los gastos complementarios, como árbitros o seguros de los jugadores, han subido. Pero Agüera afirma que no es tanto el cambio, y esta situación no es culpa de los precios de la Federación, sino que el problema radica en que "no es lo mismo pagar 5 cuando tienes 100 que cuando tienes 10". Y es eso de lo que algunos clubes se quejan, de que el gasto es excesivo en esta época de vacas flacas. De hecho, según afirman desde el Gades, se le ofreció a su equipo senior subir a Primera Nacional, pero tuvieron que declinar la invitación por el alto importe que esto suponía que tendrían que pagar. Y es que afrontar una temporada en dicha categoría implica abonar 1.500 euros de derecho de participación, más 100 euros por jugador en concepto de seguro y licencia, lo que hace un total que ronda los 3.500 euros a los que aún habría que sumar pago de árbitros, desplazamientos, etcétera. Una cantidad demasiado alta para un club que paga la mitad en Segunda Nacional.

Esta es la cruda realidad que con tantos equipos está acabando y que tan difícil hace al resto sobrevivir. Y por estos hechos, el balonmano está desapareciendo en los pueblos y quedando relegado a los grandes núcleos, en los que las posibilidades económicas son mayores, sobre todo a la hora de encontrar ese mecenas que ayude a cuadrar las cuentas.

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