Segunda B

El San Fernando tira de oficio para ganar al UCAM (2-0) en el Iberoamericano

  • Los goles de Pedro Ríos y Bruno Herrero sentencian en una gran primera parte de los isleños

Los futbolistas del equipo azulino celebran el gol de Pedro Ríos.

Los futbolistas del equipo azulino celebran el gol de Pedro Ríos. / Román Ríos

Que pase el siguiente. Este San Fernando parece no tener techo. Parece no tener límites. Los isleños no se achican, ni ante los grandes ni ante los menos grandes, y este domingo volvió a mostrar su mejor cara, volvió a demostrar que está donde está por méritos propios, y volvió a demostrar que su feudo, el Iberoamericano de Bahía Sur, es un fortín infranqueable al que muy pocos, o casi nadie, puede acceder. Tirar las murallas del estadio azulino parece una misión reservada para muy pocos; sólo la Balona, en un día aciago de los isleños, pudo romper las barreras.

Por lo demás, los isleños son guerreros bien armados, pertrechados y sin resquicio. Con eso, volvió a caer Goliath a manos de David. El pequeño se hizo grande ante el poderoso y los tres puntos se quedaron en La Isla.

Pero para que eso ocurriese, hizo falta poner corazón en el empeño, esfuerzo en la lucha y pelea en la batalla. Los isleños pelearon hasta la extenuación, volvieron a dar una lección de solidaridad, esfuerzo y trabajo y consiguieron una victoria ante los suyos para cerrar un 2018 recordado por el número de alegrías que el equipo azulino ha dado a sus incondicionales.

El de esta vez era un partido con doble disyuntiva. De un lado se venía de perder, eso sí, injustamente, en Cartagena. Y de otro se recibía al segundo clasificado de la tabla y uno de los equipos con más opciones de terminar la temporada regular entre los cuatro primeros clasificados, con jugadores con un tremendo renombre en sus filas y con un bagaje extraordinario.

Pues de nada sirvió tanto escrito sobre el papel. Eso sí, la misión no fue nada fácil por el poder que demostró tener el rival en suerte.

El San Fernando fue de nuevo una máquina perfectamente engrasada que no baja el ritmo ni el nivel

Con ello, el partido comenzó con el respeto que se tenían ambos contendientes, a los que costaba entrar en la batalla. Tal fue así que hubieron de pasar 8 minutos de juego para que se vislumbrase la primera ocasión de gol. Ésta llegó en una jugada por la izquierda de Diego Simón que terminó con un centro y un remate de volea en el segundo palo de Bruno Herrero que, tras botar en el césped, salió rozando el poste.

La guerra comenzó a fraguarse tras traspasar el choque el primer cuarto de hora. Fue el momento en el que Pau Franch controló dentro del área y fue claramente derribado por Carlos Moreno. El trencilla de turno hizo oídos sordos tanto a la jugada como a la reclamación unánime de la grada y de los jugadores azulinos, que recibieron un minuto después, en el 17’, el primer susto de la tarde. Titi, en un más que posible fuera de juego, se plantó solo ante Rubén Gálvez e, inexplicablemente, su disparo salió fuera ante el desconcierto de la parroquia local, que seguía reclamando el penal.

Pero en el 19’, Pedro Ríos recortó en la frontal del área y fue derribado a todas luces fuera de ella. Quizás quedó en la retina de Pérez Muley la jugada anterior de Pau Franch y dictaminó penalti. El colegiado, de esta forma, se equivocaba en ambas jugadas.

No termina de mejorar el estado del césped; nuevamente estaba irregular y resbaladizo

Pedro Ríos puso el uno a cero y aunque dos minutos después Kilian Grant pudo igualar la contienda, Rubén Gálvez no lo dejó. El tanto coincidió con el mejor juego de los de José Pérez Herrera, que comenzaban a gustarse y a gustar.

En el 39’, Pedro Ríos, Carri y Pablo Sánchez hicieron las delicias del público, que reaccionaba con olés los pases de los isleños. El disparo final del gaditano, buscando la escuadra salió rozando la misma.Y en el delirio azulino llegó la jugada de Pedro Ríos, que se internó por su banda, que cedió atrás ante la llegada de Bruno Herrero y que puso en bandeja el segundo, ese que ya era inapelable, ese que dejaba, prácticamente, sentenciado el choque.

La segunda parte sólo tuvo la lectura de lo que es nadar y saber guardar la ropa. Los isleños se ataviaron con sus mejores galas para el trabajo y tuvieron claras las consignas; no dejar resquicio alguno y destruir, paso a paso, al rival.

No tuvieron opciones los de Pedro Munitis, cuyas ocasiones se desvanecieron en tímidas, aunque, eso sí, el trencilla volvió a fallar en un posible penalti a Julen Colinas en el 78’.

Si la primera parte fue vibrante, intensa y espectacular de cara al respetable y en todos los aspectos, la segunda fue de trabajo continuo, de ayudas impresionantes y de control, lo que no se podía traducir en algo brillante, pero sí efectivo, a todas luces.

Fueron cayendo los minutos como losas en las cabeza de los murcianos que no veían resquicio alguno en la muralla, que no encontraban la fórmula para romper lo que José Pérez Herrera ha creado con mimo y un cuidado extremo, hasta el punto de que los resultados son el de terminar el año 2018 en quinta posición, a dos puntos de los play-offs.

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