Thibaut Pinot (FDJ) inscribió su nombre en la mítica cima de los Lagos de Covadonga con una contundente victoria en solitario en la decimoquinta etapa de la Vuelta a España, que cerraba el tríptico de montaña asturleonés, del que salió airoso el líder Simon Yates (Mitchelton).

Pinot se aprovechó del marcaje entre los favoritos en el ascenso a los Lagos y rentabilizó un ataque a 6,5 kilómetros de la cima que le permitió estrenar su palmarés en la Vuelta y firmar la cuarta victoria francesa de la presente edición.

El francés se benefició de no ser un corredor peligroso para los favoritos y levantó los brazos entre la bucólica niebla del paraje de los Picos de Europa con un adelanto de 28 segundos sobre Miguel Ángel López (Astana), y de 30 respecto a Yates, que defendió con bravura el maillot rojo.

El británico fue el más fuerte entre los favoritos y, aunque las diferencias fueron exiguas, aún pudo meterle seis segundos a Alejandro Valverde y ocho a Nairo Quintana, el dúo del Movistar, que no pudo con el británico por segunda jornada consecutiva.

Enorme en la subida Enric Mas (Quick Step), que entró junto a Quintana a 34 segundos después de varios intentos de despegue. El balear sigue empeñado en demostrar que el futuro del ciclismo español debe contar con él.

La Vuelta se va aclarando poco a poco, pero nada está decidido. En la general, Yates vivirá la jornada de descanso convencido de que la crono del martes puede ser decisiva. El reloj aclarará más la situación. Valverde lo sigue a 26 segundos, Quintana a 33 y López a 43. Son los candidatos al podio.

La etapa reina de la Vuelta, disputada entre Ribera de Arriba y Lagos de Covadonga a lo largo de 178,2 kilómetros, era el examen más consistente de montaña del norte de España, con 4.000 metros de desnivel acumulado y doble paso por el Mirador del Fito antes de la prueba de fuego en las rampas de la montaña de Covadonga, lugar de culto.

La escapada de 12 corredores que animó el trayecto no iba a llegar a buen puerto, pues el pelotón enseguida dejó claro que los hombres de la general se iban a pronunciar en la última subida. El grupo de Cortina, Roche, Erviti, King, Rolland, Bennett, Van Poppel, Geoghegan, Mollema, Felline, Conti y Schultzpada nunca tuvieron una ventaja superior a los cuatro minutos.

Lo intentó Mollema en el primer paso por el Mirador del Fito (Primera Categoría, 7,1 kilómetros al 7,7%), ensayó King en la segunda escalada del día al mismo puerto, pero el Astana había sacado el latigo de manera concluyente.

En el Fito, el último puerto que el cinco veces vencedor del Tour de Francia Miguel Indurain subió como ciclista profesional, el equipo kazajo desplegó toda su artillería, pues López quería la etapa y el maillot rojo.

No hubo opción para sorpresas, por mucho que el asturiano Iván García (Bahrain) saliera en fuga en Cangas de Onís para darse un baño de multitudes ante su afición. El Astana, con Omar Fraile, cortaba la respiración al frente del grupo, echándole el lazo a ocho de la llegada.

Entonces atacó López, el primero en prender la traca. El colombiano fue neutralizado por Yates y Valverde. Un marcaje entre los gallos que aprovechó Pinot para dar un golpe sobre la mesa.

Un regalo para el máximo representante del ciclismo francés junto a Romain Bardet y Julian Alaphilippe, que aprovechó para suceder en el palmarés a Quintana, y que le sirve para completar su tríptico en las grandes, ya que ha ganado dos etapas en el Tour de Francia y una en el Giro.

Entre ataques y contraataques, Yates invitó a Quintana a dar algún relevo, pero el colombiano le extendió el gesto a Valverde, quien bastante tuvo con hacer la goma y no descolgarse. Y en la estampida final, López y Yates se repartieron seis y cuatro segundos de bonificación ante la mirada de Valverde y Quintana.