Deportes

Noventa minutos para dar la cara

  • Los amarillos comparecen en el campo del 'queso mecánico' con la obligación de limpiar la bochornosa imagen ofrecida frente al Arroyo, la necesidad de puntuar y numerosos cambios en el once inicial

Primer capítulo después, quizá, del mayor ridículo del Cádiz en su centenaria historia. En mal momento le llega al conjunto gaditano la visita al Albacete (a partir de las seis de la tarde), uno de los cocos del grupo IV de Segunda División B ante el que no le queda más remedio que dar el do de pecho para dar señales inequívocas de resurrección. Al menos un arranque de dignidad, la que se llevó el abundante agua la lluviosa tarde del pasado domingo del estadio Ramón de Carranza.

El descosido que el modesto Arroyo le hizo al en teoría poderoso Cádiz el primer fin de semana del mes de noviembre supone una de las mayores lecciones recibidas por un equipo sobre un terreno de juego. El cuadro entrenado por Alberto Monteagudo, sometido a una humillación sin precedentes en un 'domingo sangriento', tiene esta tarde la obligación de salir a flote por varias razones: la primera, por restaurar la imagen dañada del equipo; la segunda, por la profesionalidad que deben mostrar los jugadores después de la desastrosa actuación frente a la escuadra extremeña; tercera, porque la plantilla -cuerpo técnico y futbolistas- tiene una deuda pendiente con la sufrida afición que debe saldar cuanto antes; cuarta, porque una tercera derrota consecutiva podría acercar aún más a los amarillos a la zona peligrosa de la tabla. Con 15 puntos y en la zona media, el cuadro cadista está tan próximo de los de arriba que de los de abajo. Le separan cuatro puntos del cuarto y está cinco por encima del puesto de promoción por la permanencia y el de descenso.

Así, el Cádiz comparece en el Carlos Belmonte en el momento más delicado desde el inicio de temporada, con la moral deteriorada tras el reciente varapalo y en una sonrojante undécima posición en la clasificación, en una clara línea descendente fruto de la constante irregularidad de un equipo sobre el que pesan las dudas sobre su auténtica capacidad para codearse con los mejores del grupo. Los gaditanos todavía no han sido capaces de enlazar dos victorias consecutivas, pero han cometido el error de hacer lo contrario, es decir, sumar dos tropiezos seguidos (los últimos encuentros ante Cacereño y Arroyo) que han alimentado el debate sobre las posibilidades reales que tiene este equipo de pelear por el ascenso a la categoría de plata.

La semana de transición entre la pasada jornada y la presente ha sido complicada, como era de esperar. El mánager del club, Alessandro Gaucci, impuso la ley del silencio al entrenador y a los jugadores con una prohibición que levantó el miércoles. Antes, el lunes posterior al desastre, el técnico dedicó una sonora bronca a los futbolistas con debate incluido en el que intervinieron algunos pesos pesados del vestuario. El viernes, miembros de Brigadas Amarillas se presentaron en el entrenamiento celebrado en El Rosal y hasta se reunieron en una sala con entrenador y jugadores para perdiles compromiso y reacción ante la adversidad. Y ahí no queda la cosa. El técnico anunciaba el viernes que habrá sanción a Fall por su autoexpulsión el pasado domingo y también a los protagonistas de la inoportuna fiesta de Halloween en la semana entre las dos derrotas seguidas.

El equipo amarillo comparece en la difícil plaza del Albacete sin dos de sus pilares en los primeros meses del curso. Raúl Albentosa y Fall no saltarán hoy al césped al pesar sobre cada uno de ellos un partido de sanción. El Cádiz que tendrá que batirse el cobre sin el central, el valor más seguro de una endeble defensa, y sin el hombre que aporta equilibrio en el centro del campo y se ha convertido en la brújula del cuadro amarillo.

Esas dos ausencias de calado obligan a Monteagudo a reorganizar un once inicial que además el técnico tiene pensado tocar con el movimiento de otras piezas que puedan dar con una alineación revolucionaria, al menos en la zona trasera.

Descifrar el posible once del Cádiz es tan complicado como adivinar el final de Arrayán. El míster dispone de múltiples opciones para confeccionar el equipo que tratará de sacar un resultado positivo en territorio manchego. La primera bomba podría ser el relevo en la portería. Aulestia ha recibido siete goles en los últimos dos encuentros y el entrenador decía el viernes que los cambios "pueden llegar en cualquier lado". Bernabé estrenaría titularidad en la Liga si el preparador cadista así lo considera.

Los cambios sí que están asegurados en la retaguardia. Las posibilidades son infinitas. La dupla en el centro de la zaga será nueva y Domingo parece tener una plaza reservada en el once, aunque está por ver quién será su acompañante. Bermúdez y Garretas son los candidatos a ocupar el otro puesto de central, aunque tampoco se puede descartar a Moke si el técnico decide apostar por Aitor Núñez en el lateral derecho. El costado izquierdo de la defensa podría tener como inquilino al canterano Diego si Bermúdez juega de central.

En el medio, Edison Torres es el que, a priori, cuenta con más papeletas para sustituir al castigado Fall, aunque de nuevo emerge la figura del multiusos Moke, con posibilidades de jugar también en la medular.

La zona de ataque es quizás la que menos dudas presenta. Con Pablo Sánchez en tres cuartos y Belencoso de nuevo en punta en su vuelta al equipo, quedan tres plazas por dilucidar. Indiano seguiría como mediocentro creativo, Juan Villar continuaría en la banda derecha, y en la izquierda hay un puesto vacante para Viyuela o Dieguito.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios