ciclismo tour de francia

Gaviria mete el turbo

  • El colombiano vuelve a demostrar en el sprint que es el velocista más en forma de todo el pelotón

  • Landa se cae a cinco kilómetros del final, pero enlaza con el grupo a tiempo

El colombiano del Quick Step Fernando Gaviria, a la derecha, supera a Peter Sagan y André Greipel en el sprint con final en la localidad francesa de Sazeau.

El colombiano del Quick Step Fernando Gaviria, a la derecha, supera a Peter Sagan y André Greipel en el sprint con final en la localidad francesa de Sazeau. / sebastien nogier / efe

Fernando Gaviria (Quick Step) volvió a mostrarse intratable al sprint, en una llegada muy competida, para firmar ya el doblete de victorias en su primer Tour, superando la oposición de Peter Sagan (Bora) en la recta de meta de Sarzeau en la cuarta etapa, en la que el belga Greg Van Avermaet (BMC) conservó el maillot amarillo.

Gaviria, de 23 años, es el esprínter más en forma del pelotón. El ciclista colombiano, nervioso hace unos días por su estreno, va por la senda mostrada el año pasado en el Giro, cuando se llevó cuatro triunfos en su estreno. La inquietud no le afecta y ha pedido encarecidamente que no se le denomine con el apodo de El Misil por las connotaciones bélicas del término. No faltó el susto de rigor en la jornada, pues a cinco kilómetros de la llegada hubo una montonera que atrapó a Mikel Landa (Movistar) y al colombiano Rigoberto Urán (Education First), pero ambos lograron enlazar con el grupo y no sufrieron daño alguno, no así el ruso Ilnur Zakarin (Katusha), quien se dejó un minuto.

Era un día para esprint sí o sí. Terreno llano y una recta final interminable de cuatro kilómetros, en el límite sur de la Bretaña, región frecuente en el Tour, aunque nunca antes había llegado la carrera al golfo de Morbihan, concretamente a la localidad de Sarzeau, con alcalde ilustre, nada menos que David Lappartient, presidente de la Unión Ciclista Internacional (UCI).

De salida se formó una fuga con Van Keirlsbuck (Wanty), un peso pesado de 85 kilos, nieto de Benoni Beheyt, campeón del mundo en 1963; Cousin (Direct Energie), Claeys (Cofidis) y Anthony Pérez, éste último con abuelo jiennense, olivarero por aquellas tierras antes de emigrar a Francia en tiempos duros.

Pronto se inició el juego del ratón y el gato. Primero, relajación en el pelotón hasta acumular un retraso de diete minutos que conectó la alarma. Del grupo de Van Avermaet tiraron Bevin y el gigante suizo Michael Schar para estabilizar la escapada en torno a los cuatro minutos.

No podía ir muy lejos la fuga, pues Groupama-FDJ, Lotto-Soudal, Lotto-Jumbo y Quick Step pusieron un hombre por equipo en cabeza en busca de los huidos. A falta de 10 kilómetros para meta la avanzadilla aún contaba con 1.10 minutos y ninguno estaba dispuesto a claudicar gratis. Una caída removió las entrañas del pelotón, que volaba a 57 kilómetros por hora. El resto de la historia la empezó a escribir el Quick Step en la recta de meta más larga del Tour 2018, en la que la escuadra belga puso al frente al argentino Maxi Richeze, llevando a Gaviria hasta que el colombiano arrancó de lejos.

Pura potencia, arrancada bestial y así hasta cruzar la raya, no sin dificultad, pues Sagan y Greipel le discutieron la victoria hasta el último centímetro. La segunda victoria para el barbudo doble campeón mundial de omnium y la novena de la temporada. De velocidad sabe algo Gaviria. Pero de Misil, por favor, nada de nada.

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