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Fútbol | Tercera Federación

Fiesta para el Conil frente al Cartaya (4-0)

  • Los amarillos apabullan de principio a fin a un rival onubense que se queda con 10 al minuto de juego

Lance del partido disputado este sábado en el Pérez Ureba.

Lance del partido disputado este sábado en el Pérez Ureba. / Camacho

El Conil vivió como una fiesta su compromiso liguero contra el Cartaya, al que apabulló de principio a fin para terminar goleándolo. El fortín del Pérez Ureba sigue siendo un seguro de vida y se le sigue atragantando al conjunto onubense.

El entrenador visitante, Juanma Rodríguez, ausente del banquillo por sanción, apostó por defensa de tres centrales ante la ausencia de Paco Benítez y el invento se le cayó al minuto de partido. Saque una falta lateral, la defensa del Cartaya se la traga y Francis Ruiz tuvo que derribar al delantero para evitar el gol tras el despeje de Marco Montaño. Penalti y expulsión del capitán, que duró exactamente un minuto en el terreno de juego. Juanito marcó la pena máxima y el Cartaya se quedó con diez y descompuesto.

El equipo de Jesule no hizo sangre de entrada. De hecho, los visitantes aguantaron 25 minutos en la entereza. No llegaban pero al menos impedían que el Conil abriera brecha. Hasta que Pepe, improvisado central, cometió un error de los que te dejan muy tocado. Balón que despeja la defensa amarilla, Pepe, de cierre, intenta controlar sin nadie alrededor y su mala recepción dejó a Cuenca habilitado para marcar el segundo. Había transcurrido media hora de juego y el rejonazo en el hoyo de las agujas dejó a los rojinegros sin aire y luego se comprobó que también sin alma.

El 2-0 al término de la primera mitad abría una rendija a la esperanza, por muy optimista que pareciese, sencillamente porque el conjunto onubense tendría el aire a favor y eso podía cambiar colores y dinámica. Y hete ahí que en la primera acción de la segunda mitad, en otra falta colgada sobre el área rojinegra, va Marco Montaño y se la traga. Juanito, que pasaba por allí, la tocó de cabeza y marcó el tercero y la sentencia, por si había alguna duda.

A raíz de ahí, el Cartaya fue un juguete roto en mil pedazos. Desconectó por completo, se fue del campo y todo lo que intentó no tuvo sentido. Ya sobre la bocina, en el 81 de juego, Cuenca, después de armar la mejor triangulación local de todo el partido, marcó el cuarto y cerró la afrenta.

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