La próxima jornada de la Liga presentará este fin de semana el aliciente de ver por primera vez esta temporada a Cristiano Ronaldo y Lionel Messi, dos futbolistas que desde ya pondrán a prueba su conocida voracidad por jugarlo todo, pues ambos arrastran problemas físicos.

El Madrid recibirá el sábado a Osasuna y Cristiano jugará sus primeros minutos de la temporada, según se prevé. Sufrió un esguince de rodilla en los primeros instantes de la final de la Eurocopa y cumplió ya los plazos de recuperación.

Esta semana, Cristiano Ronaldo, de 31 años, pactó con médicos y cuerpo técnico una "reincorporación progresiva". Es decir, comenzaría por jugar unos minutos -probablemente una hora- ante Osasuna y aumentaría su participación en los partidos venideros.

Pero eso es mucho suponer para un futbolista que apenas perdonó minutos durante su carrera y que por ello recibió críticas, ya que se expuso a lesiones y problemas durante cada final de temporada. Así sucedió en la última, sin ir más lejos, pues poco pudo ayudar a su equipo en el tramo final por problemas físicos.

Algo parecido le ocurre a Messi en el Barça. El argentino abandonó la concentración de su selección y los médicos de su equipo dictaminaron que sufre unas molestias en el aductor de su pierna izquierda. Además, aconsejaron reducir su carga de trabajo.

Por eso, Messi sólo se entrenó ayer durante la primera parte de la sesión para preparar el partido del sábado ante el Alavés.

En principio, parecen encuentros propicios para que tanto Messi como Cristiano descansen, pues Barcelona y Madrid jugarán en casa ante dos equipos recién ascendidos. Pero el pasado se empeña en abrir interrogantes.

En la anterior temporada, Messi fue sustituido ante Las Palmas cuando se rompió el ligamento lateral y por molestias musculares ante el Athletic. Luego fue suplente ante el Atlético de Madrid por nuevas molestias musculares y ante el Madrid en noviembre, cuando reaparecía de la lesión. Nunca descansó por voluntad propia y siempre que jugó se mantuvo los 90 minutos.

El Barcelona decidió gastarse este año 120 millones de euros en aumentar la competitividad de un plantel que durante la pasada temporada sufrió mucho en el tramo final, al que sus jugadores llegaron agotados al no tener alternativas en el banquillo.

Por su parte, el Madrid apenas incorporó a Morata y Marco Asensio, aunque se trata de dos futbolistas que prometen calidad en los recambios para la delantera blanca. Ahora está por ver cómo gestionan jugadores y técnicos la voracidad de sus cracks por jugarlo todo.