El Chiclana dio este domingo otro paso hacia el regreso a categoría nacional. En la visita al líder Cartaya, mostró la buena línea que viene ofreciendo desde la recta final de la temporada regular y, sobre todo, en la segunda fase de la competición liguera, una trayectoria que le mantiene como único equipo invicto del Grupo 1 de la lucha por el ascenso y que le permite afrontar las últimas dos jornadas con todas las opciones intactas para alcanzar el objetivo.

Como era previsible, onubenses y chiclaneros firmaron un encuentro equilibrado, con más intensidad que fútbol, marcado sin duda por el respeto mutuo y el temor a perder. El empate, en realidad, no era mal resultado para uno y otro dadas las circunstancias, lo que queda por delante y que los perseguidores de ambos, Tomares y Montilla, se enfrentarán en la última entrega del curso.

José María Román optó de principio por casi los mismos que vienen siendo la base desde hace meses, con la incorporación de Juan Argudo al doble pivote después de su presencia en el eje de la defensa. Y lo cierto es que la pelea en la zona ancha se convirtió en la gran batalla de la contienda, una batalla que no se decantó claramente para ninguno de los oponentes, aunque por momentos la balanza parecía inclinarse hacia uno de los lados.

Finalmente, a medida que se acercaba el final las hostilidades cedieron en la medida que Cartaya y Chiclana entendieron que era mejor sumar que arriesgar a irse de vacío, y los blancos deberán centrar sus esfuerzos desde ya mismo en sus siguientes adversario, el colista Viso en el Municipal y el Atlético Espeleño en Espiel. El ascenso queda un poco más cerca.