El tornado sí apareció. Impuntual, tras muchas tardes de viento y agua en forma de juego, también algo de sol, pero apareció. Y lo hizo en Carranza, vestido de amarillo y volviendo loca a una afición que se inclinó en la tempestad desplegada por el líder sobre el césped para abrazar a una calma que ya se empezaba a echar en falta.

Sonrisas en el palco, sonrisas en las gradas y nuevas sonrisas sobre el terreno de juego... Rosu, que siempre ha puesto buena cara al mal tiempo que ha vivivo en el ostracismo que forman el banquillo y la grada, brillaba vestido de corto tras sustituir a Fran, que se resintió de sus problemas en una rodilla, y trasladaba a la grada la sensación de que la dirección deportiva no ha reforzado la plantilla de Javi Gracia con cuatro fichajes, sino con cinco. Pero eso ocurrió camino del epílogo.

Un vendaval fue la antesala del tornado que acabó protagonizando Rosu ante un San Fernando que se jugó la vida en el inicio con una defensa adelantada y despistada. Sin Carlos y sin Fleurquin, ausencias más que notables, el equipo amarillo no echó de menos a nadie y se presentó como se suele presentar, apostando por el fútbol de toque. Pero esta vez no se perdió el tipo. A los dos minutos, Ormazábal, principal viento que hizo más peligroso el tornado, enlazaba con Enrique. El extremeño hacía otra conexión con Cristian y el catalán centraba al primer palo para que Toedtli, de cabeza, abriera el marcador. Cuando no falta el argentino, sobran las palabras.

A los diez minutos de partido, el líder seguía haciendo tipo. Ormazábal soplaba con fuerzas, cobijado por el gran trabajo de protección de Dani Fragoso, y se adentraba solo en el área de Raúl Iglesias. El cancerbero isleño, ex del Conquense, desbarataba el peligro. Pero el líder era el líder del inicio de Liga y no se venía abajo por una adversidad. Al segundo, López Silva recuperaba el esférico y hábilmente lanzaba a puerta para que apareciera de nuevo el fantasma del Conquense bajo el palo. El propio Ormazábal, muy atento, recogía el rechace para anotar de cabeza.

El San Fernando se arrepentía del intento de suicidio y luchaba por la vida. En una contra, Marco habilitaba a Javi Casares y el jerezano le ganaba la espalda a Juanma Delgado, algo inseguro ayer, al igual que Mansilla, para marcar ante la salida de Casilla. Con el 2-1, toda la grada repetía las mismas palabras: "como en la primera vuelta...". Fragoso remataba al poste y Enrique fallaba ante Raúl Iglesias. El extremeño estaba enchufado y se resarcía de su fallo marcando el tercero de la tarde para el Cádiz tras aprovechar un buen servicio de Cristian, un atleta con botas de fútbol.

Antes de cargar las pilas, Toedtli fallaba una clara ocasión, Casabella lo intentaba desde el centro del campo, sin éxito, y López Silva sacaba a relucir su calidad con una bella vaselina. El descanso no debe ser una norma, sino un premio, y el equipo de Javi Gracia se lo ganaba a pulso.

El San Fernando, con Javi Casares como su principal valedor, demostraba en la reanudación que se había quitado la soga del cuello. Una falta lanzada por Iván Guerrero se convertía en gol tras golpear el balón en la barrera. Y a los isleños les quedaba casi toda la segunda parte para morir con las botas puestas. Pero ahí, camino del epílogo, sería cuando Rosu iba apartar la sal de la comida del líder: los tres puntos. El rumano salió a por todas y pedía balones que ningún compañero le daba. Casabella se iba a la calle por una justa segunda amarilla y, a los diez minutos, Rosu empezaba a hacer de las suyas con un golazo por la escuadra tras un rechace en un córner sacado por Cristian. Antes, Toedtli casi marcaba de falta. Y después, Rubiato se quitaba la ansiedad del goleador tras un buen centro de Raúl López. Con los primeros intentos de internada del debutante Álvaro en el Carranza, la grada se venía arriba con el segundo tanto de Rosu. Arriba, a seguir arriba.