La segunda fase de la Liga en la División de Honor confirma las sensaciones del tramo final de la temporada regular para el Chiclana, inmerso en la fase de ascenso a Tercera División, y el Puerto Real, abocado a luchar por la permanencia en la categoría.

El Chiclana solventó el primer compromiso de la fase de ascenso que disputaba en su feudo y al amparo de su afición, con aforo limitado por las restricciones derivadas del Covid, de la mejor manera posible, con triunfo sobre el líder y presentando de esta forma su firme candidatura para dar el salto de categoría.

Consciente de que se trataba de una auténtica final, toda vez que el Cartaya llegaba con seis puntos de ventaja y la posibilidad de dejar prácticamente fuera de combate a un rival directo, el equipo blanco saltó al campo dispuesto a confirmar la mejoría que en la recta final de la Liga regular le permitió pasar de pelear por evitar la fase de descenso a acabar segundo.

De este modo, los locales se adelantaron en el marcador poco antes de llegar a la media hora de juego por medio de Sergio Alba, mantuvieron la ventaja hasta el descanso y supieron ponerse el mono de trabajo en la reanudación para conservar tan preciado botín.

Claro que los onubenses no iban a claudicar sin más y su pujanza y empuje se tradujeron en el empate cuando el encuentro entraba en su recta final, en el minuto 85.

En circunstancias normales, cualquier escuadra habría encajado el golpe de la peor manera posible, pero este Chiclana se siente fuerte y capaz, crecido y dispuesto a meter la cabeza en Tercera. Por eso volvió a marcar a renglón seguido, gracias a Óscar, y ya con el rival quemando las naves, asestó el golpe definitivo al filo de la conclusión, esta vez merced a Marcos.

Por su parte, el Puerto Real no pudo saldar de forma satisfactoria su primer partido de la fase de permanencia en el Río San Pedro. De hecho, los verdiblancos, que tras un digno primer tiempo sucumbieron por la eficacia Isla Cristina, comprometen sus opciones de salvación.