El derbi tiene una lectura clara. La actitud con la que el San Fernando y el Cádiz B afrontaron el partido en sus inicios fue determinante para que la balanza cayese en plomo a favor de los amarillos que supieron, y de que forma, aprovechar la dormidera de los isleños y la mejor situación en el terreno de juego para ganar, ante el desconcierto el 80 por ciento del partido, el otro 20 fue a base de buen trabajo, de no tener despistes y de que el acierto de la delantera de los de Stankovic fuese lo que ha sido hasta ahora, nula.

Por ello, si el resultado no fue del todo justo, porque el empate, hubiese sido lo que hubiese aplicado un juez, si es bien cierto que al equipo de Juanma Pavón le bastó y sobró esa media hora de juego donde fue superior a su rival. Por su parte, los isleños dejaron a las claras que, de momento, le pesa en demasía su condición de 'gallito' del grupo, que todo cambiará cuando se acierte con el marco contrario y se consiga el primer gol de la temporada y que necesita tiempo, ese que no hay, para lograr acoplar sus piezas, para tener confianza, y para creer en sus posibilidades.

El problema radica que la premura del mismo puede hacer que lo que hoy es un grano, se convierta mañana en una bola peligrosa. Por eso es urgente una victoria. En el derbi se la llevó el equipo que más orden y concierto tuvo. Porque bien es cierto que los isleños, sobre todo en la segunda mitad, contaron con sus oportunidades, pero más atesoradas por la calidad que tiene en sus jugadores que por el juego que desplegó.

Con esto ya a los 6 minutos de juego Mady contó con la primera oportunidad de su equipo en un tiro cruzado. Y en el 11 fue Nieto el que, a pase de Jordi Tur, obligó a emplearse a fondo a Perales para enviar a córner. Con el San Fernando sin ver por donde les venían y el Cádiz B envalentonado, Jordi Tur consiguió, a la tercera, rematar de cabeza en solitario en el segundo palo un servicio de Mady. Ese remate que se colaba entre los tres palos significaba el cero a uno que, a la postre, sería definitivo.

No reaccionaban los de Stankovic que escuchaban, a los 23 minutos de su debut ante su afición los primeros silbidos del respetable, justo cuando Nieto disparaba alto en franca posición. Esta situación pareció despertar a los azulinos que, cuando se cumplió la primera media hora de juego hilvanaron su primera jugada de peligro. Ya Stankovic había cambiado de banda a Perdomo y Hugo Rodríguez y fue éste el que se internó, en el 34’ para que su centro no fuese rematado por compañero alguno.

Sin duda alguna, ésta jugada desempolvó el corsé azulino porque un minuto después fue un centro de Perdomo el que creó peligro ante Juan Flere que, de pasar inadvertido, se convirtió luego en uno de los mejores jugadores del filial cadista. Tal fue así que su manopla evitó el tanto del empate en un soberbio disparo de Lolo González en el 38 y su cuerpo evitó la igualada en el 42 en un disparo cruzado de Francis Ferrón. Con lo mejor del San Fernando se llegó al descanso y con el peligro de Nieto se reanudó la segunda mitad ya que el delantero, una pesadilla para la zaga azulina, tuvo la primera de la segunda mitad en el 47, en un disparo que se fue fuera por muy poco.

No encontraban los azulinos el rumbo oportuno y el dominio del partido. Por ello, las jugadas de peligros iban en arreones. Hugo Rodríguez la tuvo en una falta directa que atajó Juan Flere y Gerard Vergé, tras una bonita pared con Amelibia incorporado al ataque, también se encontró con el cancerbero cadista en el 70’.Dos minutos después se reclamaba un penalti a Francis Ferrón, que terminó desquiciado y expulsado, y en el 76’ un centro abajo de Gerard Vergé se paseo por delante de la portería cadista sin encontrar rematador. En los últimos minutos la presión local fue total, sin fructificar en gol ninguna de sus acciones y en el 84 una falta lanzada por Hugo fue rematada por Perdomo sin encontrar los tres palos.

El filial cadista, por su parte, esperaba una contra que sentenciase el choque y puso ser la que tuvo en el 92, con un San Fernando volcado pero el remate de Kike Carrasco salió fuera. La más clara del equipo isleño la tuvo en el descuento, en el 93, cuando el partido prácticamente expiraba. Dopi remató un balón de cabeza y éste, para desesperación de jugadores y aficionados, se estrellaba en la cruceta de un ya vencido Juan Flere, para hacer pagar al San Fernando, con crueldad, la primera media hora de pasividad.