Otro paso hacia la permanencia. El Balón de Cádiz se impuso ayer a la Unión Deportiva Roteña en un encuentro muy movido que contó con tres expulsados, un penalti y dos lanzamientos a los postes. Meritoria la remontada de los amarillos al conseguirla estando con dos jugadores menos sobre el terreno de juego número 4 de El Rosal.

Una de las conclusiones del choque puede ser que Juan Antonio Benítez le ganó la partida a Francisco Javier Manzano, en esa siempre apretada guerra de banquillos. El técnico chiclanero acertó con el planteamiento con once, diez y hasta nueve jugadores, lo que no logró su oponente al tirar a la basura una renta mínima estando en superioridad numérica.

Hay que hablar de una primera parte de empuje balonista, con dos testarazos a la escuadra a cargo de José Mari (2') y Parra (42'), y llegadas con evidente peligro sobre la portería de Agui. El conformismo roteño encontró una inesperada recompensa con la jugada polémica de la tarde, al decretar Santana Ramírez un penalti y expulsión que partió de un resbalón del portero Ántony sin ser éste el último hombre, pues campos estaba por detrás. Lolo Prado no falló y la Roteña se fue en ventaja al descanso.

Pero el equipo de Manzano especuló con el resultado y se sintió ganador quedando un mundo por jugar. Más todavía cuando cayó la segunda expulsión local. En una reacción velando por la autoestima, el equipo de Benítez llevó a cabo una labor defensiva impecable, lo que unido a un contragolpe letal y certero provocaron la remontada, justa a todas luces, y que los tres puntos se quedaran en casa. El triunfo aleja un poco más a los amarillos de las últimas posiciones, mientras que descuelga de la cabeza a la Roteña.