Fútbol· Segunda división B

Atracón de goles en una salida en tromba (4-0)

  • Tres dianas en un primer cuarto de hora primoroso guían a un conjunto amarillo que vapulea con un póquer a un débil rival y enlaza su tercera victoria liguera consecutiva. Jona, Juan Villar y Airam firman los tantos.

La tarde fue tan plácida que el Cádiz despachó al San Roque de Lepe por la vía rápida en un cuarto hora inicial de fútbol de muchos quilates y una pegada asombrosa. Todo lo que tocaban los amarillos lo convertían en gol en una suerte de magia que embrujó a un personal que por fin vibró con los suyos. El rival fue un juguete en manos de un Cádiz lanzado que dio un golpe de autoridad en la que fue su tercera victoria consecutiva (la cuarta si se incluye la obtenida contra la Balona en la Copa del Rey). No sólo venció, también convenció y se asentó en la segunda posición pero con el reto de pelear por el liderato en cuanto el UCAM Murcia empiece a flaquear.

Las tres dianas marcadas en los albores del choque aniquilaron a un adversario bizcochable al que el Carranza se le vino encima. A Jona y Juan Villar, este último por partida doble, se le unió al final Airam Cabrera para completar un póquer firmado por el tridente goleador.

Antonio Calderón repetía el once que alineó la semana anterior ante el Sevilla Atlético. Para qué cambiar lo que funciona, debió pensar el entrenador, que vio cómo sus jugadores cumplían a rajatabla las dos premisas que el técnico considera innegociables: el buen trato del balón y la presión asfixiante al contrario. 

Los amarillos se adelantaban a las primeras de cambio en un arranque fulgurante que parecía una prolongación del encuentro ante el filial sevillista. Kike Márquez se internaba por la banda izquierda, centraba al interior del área y Juan Villar, atento en el segundo palo, recogía el esférico para batir a Nico con un fuerte disparo que se colaba como una exhalación en la portería tras tocar en el larguero. 

El onubense abría el camino de la victoria cuando apenas se cumplía el primer minuto gracias a la salida en tromba de un equipo que, lejos de conformarse con el acierto madrugador, apretaba aún más acelerador en una clara demostración de ambición. No sólo se trataba de sumar los tres puntos, la cuestión era hacerlo además con la contundencia que hasta ahora no había hecho acto de presencia en el estadio Carranza.

El Cádiz sometía al cuadro lepero a una terrible tarde de Halloween. Metía el miedo en el cuerpo a un equipo visitante al que le temblaban las piernas, como le sucedía a Súper en el minuto 6. El defensa entregaba mal la pelota en la zona de tres cuartos del ataque cadista y Jona agradecía el regalo, ya dentro del área, con una definición perfecta. El delantero no perdonaba y ponía el balón dentro de la portería con un disparo raso ajustado al palo con el que acreditaba su calidad. 

La fiesta no tenía fin porque los gaditanos, insaciables, querían más. Les debían una a la afición tras el tortuoso espectáculo contra el Cacereño hacer un par de semanas. No tardaba en llegar el tercero en un sprint inicial difícil de partido de olvidar. Los locales se inventaban una nueva jugada trenzada con un magnífico servicio de Jona que dejaba a Fran Machado solo delante del portero. Nico se las arreglaba para repeler el lanzamiento a bocajarro del granadino, pero Juan Villar se hacía con el rechace y remataba a lo justo para marcar después que la pelota rozara en un zaguero. Corría el minuto 17 y el Cádiz ya ganaba 3-0 casi sin despeinarse. Se pegaba un atracón de esos que dejan satisfecho a cualquiera. Tres goles como soles que premiaban un comienzo que pocos pueden resistir cuando los amarillos andan finos. Los jugadores se asociaban arriba, Espinosa mandaba en la medular y Garrido aparecía por todas partes. Imposible contener un vendaval de ese calibre como el de un primer cuarto de hora que fue más que suficiente para solventar la papeleta. El triunfo estaba asegurado para los locales salvo hecatombe y sólo quedaba por dilucidar el marcador final. 

Con el partido más que encarrilado en poco más de un cuarto de hora, los locales se gustaban y seguían a los suyo. Nico atrapaba un remate de Jona a centro de Juan Villar (minuto 19) en lo que cerca estaba de ser el cuarto de la tarde. Poco más podían hacer lo onubenses salvo intentar dar alguna señal de vida para intentar revitalizar el encuentro. Un error de Andrés Sánchez (en el 27) propiciaba una clara ocasión del equipo que ayer vestía de blanco, pero Mustafa, solo dentro del área, remataba flojo a las manos de Aulestia. La afición disfrutaba por fin de un buen espectáculo que dejaba la mala noticia de la lesión de Juan Villar, que se marchaba a la media hora y dejaba su sitio a Airam Cabrera. El canario se ubicaba en punta junto a Jona y Fran Machado, hasta entonces trescuartista, se colocaba en el costado derecho.

El Cádiz apretaba en la recta final del primer acto en busca de un póquer que pudo haber llegado si el árbitro hubiera señalado penalti tras un claro derribo a Airam Cabrera dentro del área (34) o si Juanma Espinosa hubiera atinado en el remate tras un par de  buenos regates dentro del área (39).

Poco cambiaba el paisaje tras el intermedio, aunque no es menos cierto que los gaditanos ya no necesitaban una salida tan intensa con el duelo finiquitado. Nada más empezar la segunda mitad, Kike Márquez hacía un magnífico control orientado que le servía para penetrar el área y dar el pase de la muerte, aunque el receptor era un defensa que enviaba a córner. Después eran los leperos los que buscaban el área contraria con tantas buenas maneras como esterilidad. Aulestia detenía un misil de Keita (minuto 53) en una de las pocas intentonas, como la que protagonizaba poco después el mismo jugador con un zapatazo que se escapaba fuera junto a un poste. Poco más ofrecía un equipo que llegaba en una buena racha quebrada de cuajo. 

Los amarillos habían bajado la intensidad pero sin renunciar a nuevos goles con los que endulzar el tramo final del encuentro. En el 60, Migue García -sustituto de Fran Machado- servía un buen pase en profundidad a Airam Cabrera, que se topaba con Nico en un mano a mano algo forzado. El canario estaba empeñado en marcar y lo conseguía poco después (en el 74) cuando hacia bueno un preciso pase de Kike Márquez. De nuevo solo frente a portero, el ariete sí conseguía esta vez el objetivo en el segundo intento.

El equipo amarillo redondeaba la tarde con un póquer que dejaba un buen sabor de boca y lanzaba un mensaje al resto de los adversarios del grupo IV. El Cádiz ya está aquí. Llega para quedarse y proseguir con la escalada. 

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