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Flavia Company. Escritora

"Una cosa es lo que somos y otra lo que contamos que somos"

  • La autora reflexiona sobre la débil frontera entre realidad y ficción en 'Por mis muertos', conjunto de relatos sobre la grandeza de los seres pequeños.

En Por mis muertos, el nuevo libro de relatos de Flavia Company, una mujer encuentra como inesperada compañía la figura de un caracol que permanece pegado a los azulejos de la cocina; otra viaja a Austin para impartir una conferencia y se angustia pensando que un destornillador que ha tocado por azar puede ser un arma homicida que la lleve hasta la silla eléctrica. Company (Buenos Aires, 1963) encadena historias imprevisibles que juegan con la débil frontera que existe entre realidad y ficción, y que protagonizan, como le gusta decir a la autora, "seres humanos pequeños, asustados". La sensibilidad con la que la escritora contempla a las personas ha desencadenado un singular fenómeno en las ciudades en las que ha presentado su obra: los lectores se identifican con lo narrado y acaban confesándose ante ella, en un clima de rara y emocionante intimidad. "He visto muchas presentaciones, y en todas era el escritor el que contaba su vida, pero nunca había visto que los asistentes le contaran su vida al autor. Mucha gente empezó a decir que le pasó una historia que se cuenta en el libro, o le preocupaba un tema que sale... Es algo muy curioso, pero también muy entrañable", cuenta la narradora sobre el efecto que provocan estos relatos editados por Páginas de Espuma.

-En el primer texto se lee que "un poco de ficción siempre hay que hacer en la vida" y que "la realidad es la ficción que cada uno elige". Esas frases podrían resumir bien el sentido del libro.

-Sí, alguna de ésas sería una de las consignas posibles para acompañar Por mis muertos. Veo que la manera en que contamos la vida acaba siendo nuestra vida. Me interesaba reproducir en este libro, apoyándome en recursos y técnicas literarias, esta forma de contarnos que tenemos los seres humanos, cómo nos arrastra la pasión que nos infunden las historias, tanto las que nos cuentan como las que contamos. Esa pasión por contar, y por escuchar historias, nos lleva a comunicarnos desde ese lugar. Una cosa es lo que somos y otra lo que contamos que somos.

-En este libro hay historias muy inverosímiles que sin embargo tienen pinta de ser reales, como la de esa mujer que le pide permiso para utilizar una frase suya en su epitafio. Para convencer al lector incluye códigos QR...

-Lo de los códigos QR apuntala mi voluntad de encontrar un lugar fronterizo en el que escribir que aunara realidad y ficción, y verdad y mentira, al modo de las hazañas épicas. Cuando la literatura era oral, esos episodios se contaban de la mejor manera posible para que fueran no sólo verosímiles, sino también presumibles verdades. Yo no cuento hazañas épicas, claro: este libro habla de heroicidades muy pequeñas porque son las nuestras, no son las de los griegos de aquellas épocas. Los de mi libro son los seres humanos pequeños, asustados, que se acompañan de un caracol o recuperan unos rotuladores que les han robado. Heroicidades que están lejos de coger una carabela para recorrer mundo y descubrir que la Tierra es redonda, que están lejos de atrevernos a hacer ese viaje para descubrirlo. Los códigos QR eran como un puente que tendía entre el lector y la ilusión de realidad. A fin de cuentas, la red, internet, los blogs, ¿qué realidad son, si también son virtuales? ¿Quién sabe si es verdad lo que yo digo en mi blog? Si yo soy escritora, siempre escribo, y todo lo que escribo está contaminado por la ficción. Pero es que además lo que contamos todos, escribamos o no, tiene algo de elaboración, de mentira.

-No sé si es un planteamiento premeditado, pero este conjunto de historias se puede leer como la evolución de una mujer que no sabe imponerse a los demás -padece, dice, "la grave dolencia de no saber decir que no"- hasta que es capaz de decidir por sí misma.

-Sí, totalmente, por eso la tercera parte se llama Herencia y elección. De lo que me habéis enseñado, de lo que me habéis impuesto, descarto, elijo, busco y decido. El libro es un recorrido desde Lo juro, lo juro por mis muertos, pasando por esto es lo que heredé y esto es lo que elijo. Es bonita esa idea: la de una mujer que no sabe decir que no y aprende a rebelarse, a decir esto y aquello. Esa cuestión ha salido mucho en las presentaciones que he hecho del libro: hay mucha gente que no sabe decir que no, porque queremos gustar, porque queremos que nos quieran. El libro también va del individuo frente a lo social, después frente a la familia y después frente a su pareja, en la intimidad, frente al otro. La identidad del individuo no es la identidad del grupo, para ser quienes somos tenemos que quitarnos los caparazones que nos han ido poniendo, los caparazones de la interrelación.

-Otra idea que está muy presente en esta obra es la del exilio. Habla de la emigración como algo hereditario, de la imposibilidad de volver de manera plena a los sitios en los que se ha estado. Y parece que cierra el capítulo de su regreso a Argentina.

-Cada parte se cierra invitando a la siguiente. La primera termina con un epitafio supuestamente ajeno a la familia de Andrea e introduce a la parte de los muertos, In Memoriam. Esa te lleva al corte con el lugar del que partió esa niña. La protagonista regresa pensando que se ha dejado una puerta abierta pero se dará cuenta de que la tenía cerrada, algo que necesitaba comprobar. Y el último fragmento es consecuencia de eso: es la mujer que se dice Yo estoy aquí, yo soy ésta.

-Aparte de eso, hay mucho de memoria personal en sus relatos: una madre que no retiene fisonomías, una mirada a los compañeros de colegio...

-Todas las historias tienen un anclaje en algún elemento real, no necesariamente el argumento. Puede ser algo observado, o escuchado, a veces algo vivido, lo que te inspira. A mí eso de que haya literatura, o cine, basado en hechos reales me hace gracia. No existen los hechos no reales: todo lo que pueda el ser humano imaginar o ha ocurrido o va a ocurrir, eso lo ha demostrado Julio Verne y lo han demostrado otros muchos. Me da la impresión de que cuando se utiliza esa expresión es porque no se trabaja suficientemente la obra. Hay que crear la ilusión de que lo que pasa es real, no afirmar simplemente que es real. Una cosa es la creación y otra la reproducción.

-Curiosamente, en los dos cuentos más fantásticos del libro aparece el mar.

-No ha sido mi intención, es la vida que se teje para que las coincidencias existan. El mar es un lugar donde ocurren historias distintas a las habituales, allí las prioridades son otras y la sensación del individuo frente al medio es muy diferente. Yo navego y de ahí me han surgido sensaciones e ideas que me han servido para escribir.

-El último cuento recuerda lo difícil que era hace tan sólo unos años una relación amorosa entre dos personas del mismo sexo.

-Lo sigue siendo en muchos países. Me asusté cuando vi en Wikipedia los lugares en los que la homosexualidad está prohibida o castigada con la pena de muerte, es tremendo... Bastantes personas me han dicho que han llorado con ese cuento. Es una historia sobre el relevo, sobre lo emocionante que es recoger el testigo del amor para llevarlo adelante. Me parece imprescindible, este libro tenía que acabar de una manera muy vital, con la muerte dando vida.

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