'Animales invisibles'

Inventario de criaturas intangibles

  • Gabi Martínez va tras el rastro de 'Animales invisibles' en un libro publicado por Nórdica y Capitán Swing, por el que asoman el picozapato, la danta venezolana y el tigre coreano

El escritor Gabi Martínez.

El escritor Gabi Martínez. / Belén Vargas

"Hay cosas que sabes que están ahí. Quizá nunca llegues a conseguir la prueba para que los demás lo crean, pero están. Y no es una intuición. Están", asegura un hombre en un pasaje de Animales invisibles, un delicioso inventario de criaturas legendarias, cercanas a la extinción o esquivas a dar muestras de su existencia que firma Gabi Martínez y publican Capitán Swing y Nórdica con ilustraciones de Ester García.

Martínez (Barcelona, 1971), un nombre destacado de la literatura de viajes en España gracias a libros como Los mares de Wang o En la barrera, persigue en esta obra a seres más presentes en los relatos de sus comunidades que a la vista de los hombres, especies huidizas y desconocidas como el picozapato, el moa, el tigre blanco coreano y la danta, una lista en la que no falta el más popular pero igualmente enigmático yeti.

El autor confiesa que la idea de reunir a estos animales en un proyecto "a alguno le resultó hasta idiota", ya que se trataba de "viajar para probablemente no ver" en un tiempo en el que "si quieres demostrar que algo existe" hay que grabarlo. Pero a medida que su propósito se topaba con la resistencia ajena, Martínez entendía la importancia de mantener el empeño. "Conviene oponer una mirada crítica y una alternativa a las grandes corrientes de pensamiento", sostenía el escritor, para quien "hablar de animales invisibles implica asomarse a una forma de pureza".

"En un momento como éste es interesante recordar que hasta hace muy poco tiempo la gente depositaba sus creencias en algo que no veía. Y no hablo solamente de fe: hemos construido muchas cosas gracias a la pasión, a la intuición, a la fantasía", dice. En su trabajo, Martínez recuerda que "numerosos científicos de vanguardia [cita a Jane Goodall o Ramón Margalef] han apelado a la imaginación como guía de sus búsquedas, alcanzando conclusiones que habrían sido inviables obedeciendo a estadísticas y a hechos objetivos".

El norte de África, Australia o Venezuela son algunos de los paisajes por los que se desplaza Martínez en estas páginas, escenarios en los que el barcelonés comprueba que la frase que tiene un amigo como mantra, "Nada es tan peligroso como te cuentan", no siempre resulta cierta. "Nada es peligroso si vas con la cautela necesaria", matiza. "Yo me he metido en el corazón de lugares que eran difíciles de por sí, pero siempre intentaba relacionarme con las personas que podían mantenerme a salvo y no ir hacia el peligro cuando lo percibía", rememora Martínez.

Aunque hubo momentos, admite más tarde, en los que dejó atrás la prudencia, como cuando emprendió en Pakistán "una investigación criminal en un lugar tomado por los talibanes". La biografía de Jordi Magraner, un zoólogo que había buscado el rastro del yeti y que según parece fue asesinado por extremistas religiosos, lo fascinó de tal modo que abandonó las precauciones. "Ahí fui un poco kamikaze [ríe], pero también comprendí el poder que tienen las historias: yo me encontré con una que no podía dejar de contar. Nunca había entendido por qué los corresponsales de guerra se jugaban la vida, pero me comporté como ellos. Había un impulso muy profundo que me llevó a hacer lo insospechado por escribir un libro", confiesa.

Hoy que algo sólo existe si se graba, hablar de lo invisible es "una forma de pureza"

Entre los animales por los que se interesa Martínez están el moa, del que se asegura que fue "el pájaro más grande sobre la tierra" y que alcanzó hasta los 3,7 metros de altura; o el picozapato, que pone dos huevos antes de que los polluellos "cultiven una rivalidad atroz, hasta que un día luchan a muerte entre ellos. El ganador, eso sí, puede vivir hasta cincuenta años". El escritor supo después de escribir el libro por el biólogo Miguel Delibes que "las tórtolas también son muy feroces, pese a que las palomas se hayan adoptado como imágenes de la paz. El picozapato tiene peor fama porque es más feo, simplemente. Muchas veces nos regimos por cuestiones tan básicas como la apariencia".

Un dibujo de Ester García, dedicado al picozapato. Un dibujo de Ester García, dedicado al picozapato.

Un dibujo de Ester García, dedicado al picozapato.

Martínez dedica un capítulo a la Gran Barrera, el yacimiento de coral más grande del mundo, que se redujo a la mitad entre los años 1960 y 2000. Al principio de su obra, el escritor apunta otro dato alarmante: el 84% de las razas autóctonas españolas están en peligro de extinción. "Y ahora vengo de Patagonia y allí cuentan que los hielos se están derritiendo a un ritmo cinco veces mayor que hace 30 años. Hace poco un organismo mundial calculó que en 12 años se daría el colapso ecológico del planeta... Hasta que no lleguemos a ese colapso no reaccionaremos, porque somos así. Pero es un momento para que los adultos hagamos caso a los jóvenes, a una adolescente como Greta Thunberg que ha iniciado un movimiento contra el cambio climático", defiende. "Y eso sería también volver a unos valores que se enseñaban en la Institución Libre de Enseñanza, donde había interés por salir a la naturaleza, cuidarla, proyectar eso culturalmente. De ahí salieron poetas y narradores extraordinarios que hablaron de sus raíces, de la tierra", analiza Martínez. "Después de hacerme más viejo y tener hijos, quiero comunicar ideas, manifestarme contra la tiranía de la política y apostar por la cultura y la naturaleza".

Animales invisibles se cierra con un episodio esperanzador: un investigador logra grabar a una danta –el nombre que en Venezuela recibe el tapir– y, después de probarse la existencia del animal, decide no difundir esas imágenes. "Saber que Luis había preservado la intimidad de la danta arrinconando cualquier protagonismo me mostró la magnitud de una pureza que yo no tenía", anota Martínez en su libro. "Encontrar a alguien que da con lo que buscan todos y no intenta aprovecharse de ello fue maravilloso. En Venezuela vi a gente de posiciones diferentes que colaboraban porque creían que así ayudaban al país. Fui testigo de algo parecido a una fábula. Esta obra no habla sólo de animales: trata también de una parte muy noble del hombre".

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