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DE LIBROS

Daniel Gascón, autor de 'El padre de tus hijos': Lo cotidiano, "esa cosa muy rara"

  • Tras los éxitos de 'Un hipster en la España vacía' y 'La muerte del hipster', el autor zaragozano regresa a la ficción con dieciséis relatos. Casi todos ellos discurren por la mitad de la vida.

El escritor Daniel Gascón.

El escritor Daniel Gascón. / Andrea Aguilar

La crisis de la zona media. Es lo que toca de un tiempo a esta parte. Desde hace años se dice que en España la clase media casi no existe ya. Pero hay otra zona media, que es de la que se ocupa Daniel Gascón (Zaragoza, 1981) en los relatos que conforman El padre de tus hijos. Quiere decirse la gente que ronda la mediana edad, la zona valle, allá por los cuarenta años.

A dicha edad el realismo lo funde todo, salvo algún que otro escarceo fantasioso. El amor se convierte a veces en carne cruda. Pero, ¿qué pasa a los cuarenta años que no pueda pasar a los treinta o a los cincuenta? "Puede pasar algo parecido. Es cuando ves que has tomado unas decisiones, que esas elecciones determinan las que puedes tomar a partir de ahora. El camino se estrecha. Quizá puedes cambiar, pero hay muchas cosas que has hecho y que forman parte de ti. Y otras cosas, a veces nimias y a veces importantes, que sabes que has perdido. También eres más consciente del tiempo y de que se escapa". Tempus fugit, al modo clásico.

Daniel Gascón, ensayista, articulista y responsable de Letras Libres en su edición española, es también autor de novelas exitosas (Un hipster en la España vacía y La muerte del hipster). Se ha dicho que su territorio personal son Zaragoza, la familia, los amores, el fútbol, los pueblos de Teruel y la literatura. "No lo había pensado así, aunque es verdad que esos escenarios y temas aparecen en casi todos mis libros. Hay algún relato que transcurre en Galicia, en Madrid o en el extranjero. Me gusta que haya pequeñas excursiones, pero sin duda esa lista forma parte de mi vida y se ha filtrado en lo que escribo".

De entre sus relatos hallamos historias que son propias de lo que los ingleses, más certeros, llaman como midlife crisis. Un escritor regresa al pueblo de su infancia y se reencuentra con su primer amor, preguntándose cómo sería vivir allí, junto a esa mujer y su hija (es el primer relato). El último: un hombre se plantea el divorcio, pero lo va aplazando mientras ve comedias de Hollywood y lee ensayos clásicos, hasta que descubre lo que le sucede gracias a un libro que le han dado en el colegio a su hija. En otro relato se narra el flirteo de un futbolista con una camarera que estudia teatro. En otro, una traductora que ha metido el amor en el bombo de la ropa sucia recibe la visita de su padre, trastocando el ángulo del sentido del tiempo. En otro, dos escritores viajan toda la noche por carretera de Zaragoza a Madrid porque uno de ellos no quiere perder a su novia (una historia basada en la figura del escritor Félix Romeo, prontamente fallecido).

En La entrevista hay una frase demoledora. La mujer protagonista dice que a cierta edad "nos espera la devastación de nuestros matrimonios y la decrepitud de nuestros padres". Añade Gascón: esto es así "y si todo va bien", como matiza la mujer. "Ahí sí aparece un humor entre fatalista y negro, que tiene algo de defensa y que admiro en autores como Woody Allen, Cristina Grande o Sherman Alexie. La frase de la devastación es de Rachel Cusk, me impresionó esa rotundidad. En este libro quería que hubiera varios tonos, que se mezclaran el humor y la melancolía, como me parece que pasa en la vida".

Portada de 'El padre de tus hijos'. Portada de 'El padre de tus hijos'.

Portada de 'El padre de tus hijos'. / M. G.

En efecto, otro territorio Gascón es el del humor destilado. Es mezcla de somarda (véase en texto alterno), sagacidad y melancolía. Lo cotidiano es una auténtica escuela de ficción, donde la incertidumbre es un camino seguro. "Lo cotidiano es una cosa muy rara: uno encuentra aspectos inquietantes, cómicos, increíbles, siniestros. Lo importante es la atención, que permite detectar y proyectar. Con respecto a la incertidumbre, recuerdo la frase de Javier Tomeo (el este es precisamente el lugar por donde, por lo menos hasta esta mañana, sale el sol). Por suerte, hay cosas que nunca defraudan nuestras expectativas: por ejemplo, el CIS de Tezanos".

El adultero da pie a un relato muy landeriano (de Luis Landero). Es la del hombre que finge un adulterio fantasioso. "Quería escribir una pieza sobre el adulterio y se me ocurrió que fuera alguien que fingía eso. Pensaba en el Ensayo de un crimen de Buñuel y en Crímenes imaginarios de Patricia Highsmith, donde el protagonista finge que ha matado a su mujer. La idea que me sedujo es que hay gente que se vuelve adicta al secreto, como los espías: lo que les gusta del adulterio no es la huida sentimental o sexual, que van a ser frustrantes y dolorosas, sino el engaño, el disimulo. El planteamiento tenía algo de autosabojate cómico que me divertía". Y tanto, al lector le entran ganas de probar.

Otros relatos (La lectora, La estación de los amores) podrían ser acusados por un crítico hosco de ser las típicas piezas que los escritores escriben para que las lean los escritores. "Hay personajes que son escritores o periodistas, pero intento evitar el lado fetichista: hablo de personajes así casi por una cuestión de naturalidad y verosimilitud. Son los mundos que conozco mejor. También salen más Zaragoza y Madrid que Kuala Lumpur, porque es donde he vivido y no quería ir escribiendo con Google Street View. Las experiencias, en cambio, me parece que son bastante generales. Escribo cuentos guiándome por un criterio caprichoso: mi gusto. No pienso en escribir para escritores, pienso en un lector inteligente. Quiero que los textos sean accesibles pero a la vez tengan distintos niveles de lectura".

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