Con la Venia

La mar de placas. Por Fernando Santiago

  • LA MAR DE PLACAS

  • Hubo un tiempo en el que el Ateneo, bajo la inspiración de Ignacio Moreno, llenó la ciudad de unas placas grandes de mármol sufragadas por la Zona Franca gracias a la generosidad de Pepe Mier, aunque todavía no se sabe qué pintaba ZF en aquello, desde Gordon Meade a Félix Bayón, todos tenían cabida. Se sumaban esas placas a muchas otras repartidas por Cádiz, algunas acabaron en un almacén como las dedicadas a Varela, Pemán o Carranza, otras adornan las fachadas. Las hay de todo tipo: las piedras de La Caleta, las sagas flamencas, la Ruta Salvochea, los diputados doceañistas. Las hay de metacrilato, de mármol, una chapa redonda. Ahora han empezado a poner unas que parecen el marco de una foto de primera comunión, no sé a quién se debe la idea y el diseño. Días pasados le pusieron una a los hermanos Trujillo por su aportación al carnaval, un justo reconocimiento, todo hay que decirlo. Cualquiera que haya viajado habrá visto en otras ciudades los recordatorios del tipo “en esta casa vivió” , “aquí nació” . Esta ciudad, tan dada a mirarse el ombligo, en cada esquina hay algo que recordar. Estos días han competido las placas con los nombres de las calles, sin saber a ciencia cierta por qué a alguien se le pone una calle y a otros una placa. No sé el motivo por el cual los Catalanes tienen placa y el empleado de una farmacia de Guillén Moreno tiene una calle, por reflejar dos homenajes recientes. Debe ser que nadie repara en cómo se rinde homenaje, sea una puerta en el Estadio (se llame como se llame) ,la casa de un flamenco del Barrio Santa María, un palco en el Falla, ahora creo que se van a poner más estatuas que no sabemos el motivo por el que decayó ,   incluso a algún descerebrado ( o descerebrada) se le ocurrió darle el nombre de un reputado maltratador a un colegio . Ni siquiera se piensa en la labor edificante de recordar algo o alguien si sobre sus espaldas pesa alguna sentencia condenatoria. Una vez que los marmolistas emigraron al Mancomunado encontraron en el plaquismo gaditano otro nicho de negocio, como se dice ahora. Si lo que se va a poner de moda es un marco con una foto, habremos incorporado una gran aportación de Cádiz al ID+i universal. Si en Londres se pone un pequeño óvalo de metal, en Madrid una chapa triangular, en Cádiz vamos a repartir marcos de fotos por las esquinas, aunque les llamemos placas. Ya tarda la subdelegada del Gobierno en poner una rosario de placas de la Ruta Quiñones, y en cada una ella misma podría retratarse mientras descubre el recordatorio para no perder la costumbre, aunque sería menester olvidarse de “la perspectiva de género” signifique eso lo que signifique. Calles, placas, bustos, todo vale para la ojana gaditana.

  • Fernando Santiago