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Madre no hay más que una, afortunadamente

  • Tras una bonita fachada puede esconderse la mentira, la frustración y explosivos momentos de violencia

Detalle de la ilustración de portada.

Detalle de la ilustración de portada.

Cada vez que ella pasea por su barrio situado en Palm Beach nota como las miradas se desvían hacia su persona. ¿Será su aspecto juvenil, la cara ropa y complementos con los que suele vestir, o esa eterna sonrisa que siempre la acompaña?

Tiene una vida perfecta, está casada con un hombre al que ama con locura, y producto de ese amor han nacido dos niños que lo son todo para ella…

Esto es lo que la gente que no conoce en profundidad a Annie Cheswick piensa sobre ella. Pero tras toneladas de maquillaje, que ocultan su verdadera edad, se encuentra una mujer que no soporta a su pobre marido, al que exprime todo lo que puede para que le compre sus caprichitos y, claro está, le es infiel. Tampoco soporta a su pareja de hijos, de hecho, un suceso violento marca la relación que tiene con la pequeña Beth, un capítulo que nos lleva de regreso al surreal mundo de Amy Racecar.

La espiral de caos se inicia cuando Annie comienza a trapichear hierba junto a dos guardas de seguridad de unos grandes almacenes. Una cosa lleva a la otra, y terminará en los brazos del joven Charlie. Más tarde saltará al de su superior, Ralphie, un tarado superviviente de la Guerra de Vietnam, con el que pretenderá escapar de su vida actual.

Pero la vela que culmina este pastel de inesperados despropósitos será la llegada de un trío muy conocido por todos los que seguimos esta apasionante serie. Se trata de Beth, Nina y Orson.

Como ya sabéis, el peculiar trío está huyendo tras haber robado una gran cantidad de dinero y droga a temible y terrible Spanish Scott. Y lo peor es que en el maletero del coche en el que huyen se encuentran una inesperada sorpresa…

Pues bien, como si de una bomba de relojería se tratara, estos son las principales piezas que la componen, y la cuenta atrás ha comenzado. Todos y cada uno de los personajes implicados en la trama están con el agua al cuello: Annie por su caprichosa e irresponsable manera de ser, Beth (la mayor) que odia a su progenitora; Nina, que se pasa el día consumiendo la cocaína que han robado y Orson, enamorado de Beth, ciego ante el problema en el que se ha convertido su vida desde que la conoció, y que llega al lugar herido, en muy malas condiciones.

Con este grupo, y algunas apariciones que no os voy a desvelar, todo lo malo que ocurra es totalmente esperable.

David Lapham ha construido una intrincada y genial sinfonía noir en la que nos muestra que tras brillantes imágenes de postal, donde se reparten las sonrisas, se esconde la verdadera cara de unos personajes que para nada viven en el trillado american way of life. Todos y cada uno de ellos, por diferentes circunstancias, se han lanzado de cabeza al mundo criminal. Aunque ya se sabe, cuando se cruzan ciertas líneas, siempre hay que pagar un precio.

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