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Cine

Pedagogía de la imagen

  • Desde hoy hasta el próximo viernes, el CAAC programa varios ensayos fílmicos del alemán Harun Farocki sobre la relación entre las imágenes y el poder

Allí donde Werner Herzog se ha afanado en la búsqueda de las últimas imágenes puras, en la persecución de la utópica virginidad del mundo natural expuesta a la mirada de un objetivo, Harun Farocki (1944), compañero de generación, aunque mucho menos conocido y difundido, del Nuevo Cine Alemán surgido a mediados de los años 60 del espíritu regenerador del Manifiesto de Oberhausen, ha hecho de su filmografía, a la que podemos agrupar dentro del cine ensayístico de no-ficción, todo un proyecto de investigación pedagógica sobre el poder de las imágenes y su inscripción en la Historia y el mundo contemporáneo.

Algunos de sus filmes más interesantes pueden verse desde hoy martes hasta el viernes en el ciclo Reflexiones sobre la política y la guerra en la obra de Harun Farocki que, comisariado por Juan Ramón Barbancho, le dedica el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (CAAC) en horario de tarde (a partir de las 18:00) y con entrada libre.

El carácter bastardo y autorreflexivo del cine de Farocki interroga cada una de las imágenes de las que se sirve, ya procedan éstas de los archivos secretos del ejército (Imágenes del mundo y epígrafe de la guerra, 1988; War at distance, 2003), de experimentos científicos, de ilustraciones o fotografías extraídas de libros y revistas, de películas de ficción, de material de archivo documental, de la televisión, de la publicidad, de videojuegos o simuladores de vuelo, de las cámaras que controlan y supervisan los procesos de producción en cadena en las fábricas (Como se puede ver, 1986), de aquellas otras que vigilan a los consumidores de los supermercados o a los presos en las cárceles (Imágenes de prisión, 2000), o de las videocámaras de los ciudadanos anónimos que registraron espontáneamente el estallido de una revolución popular en la Rumanía del dictador Ceaucescu a finales de 1989 (Videograma de una revolución, 1992).

Se suele ubicar a Farocki en el frente de los cineastas políticos (junto a Godard, Marker y Kluge), sin señalarse suficientemente que su compromiso ideológico, que busca desenmascarar las prácticas deshumanizadoras del sistema capitalista, pasa fundamentalmente por la propia elocuencia material de la forma cinematográfica, una forma pensante de naturaleza dialéctica, teoría fílmica en un sentido literal del término, que se sirve del montaje, la palabra precisa y distante, la reapropiación y confrontación de materiales ajenos, muchos de ellos extraídos clandestinamente de ámbitos privados o prohibidos, para reflexionar en primera persona, con una objetividad ascética, técnica y analítica, sobre los mecanismos que construyen hoy por hoy la ideología del poder a través del control de su representación audiovisual. Tal como apunta Antonio Weinrichter, "las imágenes que analiza Farocki no son estéticas ni, desde luego, narrativas. Su obra se surte de imágenes y filmaciones institucionales, de imágenes inartísticas, no compuestas, automáticas, ciegas incluso, imágenes factuales sin un punto de vista personal, pues lo que le interesa es la nueva economía de la imagen, las funciones que cumple y a quién sirve".

Influido por Bertold Brecht y Theodor W. Adorno, cuyas teorías se dejan sentir en sus primeros trabajos de finales de los 60 y primeros 70 (Fuego inextinguible, 1969), también por el pensamiento de Deleuze, Foucault, Barthes o Virilio, el cine de Farocki se aventura a la exploración de la "política de la representación" en plena era de la sospecha, a releer literalmente las imágenes en un proyecto audiovisual que se extiende al ámbito de la videoinstalación y que ha sabido incorporar en su discurso los avances tecnológicos (la simultaneidad de pantallas) como herramientas para reforzar su voluntad de hacer pensar al espectador al tiempo que lo hacen sus ensayos fílmicos.

Obligado a circular por los márgenes del audiovisual comercial, lejos incluso de la televisión, Farocki ha encontrado su espacio de acción y proyección en el circuito del arte contemporáneo. Ésta es, por tanto, una magnífica ocasión para descubrir su trabajo.

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