Crítica 'peligrosamente infiltrada'

Infiltraciones peligrosas

Peligrosamente infiltrada. Comedia de acción, EEUU, 2012, 94 min. Dirección: Tom Vaughan. Guión: Steven Pearl, Allan Loeb. Intérpretes: Miley Cyrus, Jeremy Piven, Mike O'Malley, Joshua Bowman.

Para infiltración peligrosa la de Tom Vaugham en la realización cinematográfica, lo que le ha permitido perpetrar películas como ésta o como Algo pasa en Las Vegas, interpretada por ese agujero negro de la interpretación que se llama Cameron Diaz, y como Medidas extraordinarias, que lograba hacer trivial una emocionante historia real.

Para infiltración peligrosa la de Miley Cirus en los universos de la televisión, la canción y el cine. Esta criaturita manufacturada primero por la industria televisiva y musical de la factoría Disney como jovencita inocente para públicos en el umbral de la adolescencia y después manufacturada por la industria discográfica como una Mesalina de gran almacén del Medio Oeste, tiene una filmografía televisiva y cinematográfica que es, en sí misma, un acta de acusación: el serial Hannah Montana, Hannah Montana. La película, La última canción, Sexo en Nueva York 2, el documental Justin Bieber. Never Say Never, Lol y esta cosa de Peligrosamente infiltrada. Amenaza también el documental MTV Miley: The Movement en el que por lo visto se muestra como es, es decir, como la industria la ha hecho ser: "Siento como si por fin pudiera ser la zorra que siempre he querido ser". El doctor Frankenstein es una broma al lado de los ejecutivos del espectáculo a la hora de fabricar monstruos.

Pues esta criaturita peligrosamente infiltrada, y este director peligrosamente infiltrado, perpetran esta comedia policíaca ambientada en una de esas fraternidades universitarias de chicas. Miley hace de policía dura. Ni John Wayne haciendo de Gengis Kan en El conquistador de Mongolia o Marlon Brando con los ojos estirados haciendo de japonés en La casa de té de la luna de agosto llegaron tan lejos en errores de reparto.

Jugando con precaución (por si respescan a algún rezagado admirador de Hannah Montana) a la nueva comedia grosera americana, ni divierte, ni entretiene, ni tan siquiera interesará a quienes esperen ver a la señorita que para hacer olvidar a Hannah Montana se pone en bolas, chupa martillos o baila como una cabaretera de la Habana de Batista (y no del Tropicana, sino de los garitos a los que Fredo Corleone llevaba a los mafiosos).

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