Crítica de Cine

Fallida resucitación de un cadáver fílmico

Ellen Page, en la película.

Ellen Page, en la película. / D. s.

En 1990 Joel Schumacher, un director a veces estimable que nos regaló algunos buenos thrillers basados en novelas de Grisham (Tiempo de matar, El cliente), rodó una mediocre película de terror llamada Línea mortal, en la que unos estudiantes de medicina juegan con los límites entre la vida y la muerte experimentando con sus propios cuerpos para saber qué hay en el más allá. 27 años más tarde a algún espabilado se le ha ocurrido hacer un remake que empeora el mediocre original que calca sin aportarle nada y restándole lo que de original tuvo. Dirige la cosa Niels Arden Oplev. Saltó a Hollywood tras rodar la versión sueca de Millennium demostrando allí tan escaso talento como en Suecia. En USA se ha dedicado a la televisión y solo ha dirigido un olvidable largometraje (La venganza del hombre muerto) al que ahora suma este otro igualmente olvidable. La viejuna presencia de Kieffer Sutherland -intérprete de la versión del 90 que por lo menos tenía un buen reparto, porque junto a él estaban Julia Roberts y Kevin Bacon- da el tono de afinación de toda la película que, como su propio argumento, es la fallida resucitación de un cadáver que hubiera debido seguir enterrado.

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