Chiclana

Muecas de una 'legislatura'

  • Los partidos con representación en la Corporación afrontan la nueva cita electoral marcados por los daños y beneficios de un periodo de gobierno de sonados pactos políticos y conflictos internos

Los cambios de gobierno que ha experimentado la localidad en la legislatura que está a punto de finalizar y la política de pactos que los han propiciado en sus diferentes etapas han hecho que, en menor o mayor medida, la mayoría de las grandes formaciones del arco municipal hayan sufrido daños que, en unos casos, han sido profundos y, en otros, colaterales. Perjuicios que han alterado la vida y el equilibrio interno de los partidos y que, en no pocos casos, han impulsado cambios de especial relevancia que marcan una nueva etapa y que los sitúa en una realidad preelectoral bien distinta a la de 2007.

Sin lugar a dudas una de las grandes 'damnificadas' de este periodo 2007/2011 ha sido IU y quienes, en una u otra etapa de gobierno, fueron sus representantes. Y es que, desde que se supiesen los resultados electorales del pasado 27-M y que sus concejales electos, entonces Butrón, Blanco y Nadine Fernández, no iban a apoyar un gobierno con Román a la cabeza tal y como se habían comprometido con sus electores, saltó la chispa, iniciándose, desde las direcciones provincial y regional, un dilatado y contestado proceso de expulsión contra unos ediles a los que se les acusó de indisciplina y de propiciar un pacto de gobierno antinatura con el PP. Un proceso del que, en su recorrido, la dirección 'amnistió' a Nadine Fernández, que se convirtió en la voz del partido, rubricando el tripartito con PSOE y PSA e impulsando la moción de censura.

De esos 'lodos', Butrón y Blanco apostaron por crear una nueva formación (Unidos por Chiclana) y Ana Rodríguez, cargo de confianza de IU desde 2007, se convirtió en la nueva apuesta de un partido que, pese a este desgaste, confía en atraer los votos de la izquierda.

No menos convulsa ha sido estos cuatros años la vida del Partido Andalucista, cuyos ediles electos (Guerrero y Estefanía Benítez) a las pocas horas de su elección ya mantenían enfrentamientos con unas direcciones, local y provincial, que primero les 'invitaron' a no firmar el pacto de gobierno con PP, IU y PSA y, con posterioridad, de negociarlo a espaldas del partido. Salvado este escollo, se inició un periodo de enfrentamientos entre Guerrero y Benítez, edil que, en principio, contó con el apoyo del partido, y que acusó a Guerrero de pronunciarse y actuar sin contar con la formación.

Poco o nada duró el apoyo a Benítez, que presentó su renuncia a la dirección local y al grupo municipal, convirtiéndose en concejal no adscrita y dando paso a una gestora encabezada por Antonio Prats.

No obstante, aún quedaba por escribirse un último capítulo, auspiciado por el proceso de elección del alcaldable de la coalición PA+PSA tras el fallido intento de Alberto Oneto. La no elección de Guerrero y de sus condiciones, a la que se opuso el PSA, acabó con Guerrero en un nuevo proyecto político (UPCH), anunciándose un proceso de expulsión no culminado y que, ironías de la política, mantiene al concejal, nº2 de otra formación, aún sentado en el despacho del grupo municipal del PA.

Por lo que respecta al PSOE, aunque no eran pocos los que vaticinaban un cambio, profundo, tras perder la Alcaldía pese a ser la candidatura más votada, lo cierto es que la formación volvió a dar un mensaje de unidad y disciplina. Un mensaje que se escenificó en un congreso local en el que, pese a existir la amenaza, cierta, de dos listas, se acabó por concretar una de consenso en la que resultó elegido secretario general Joaquín Páez.

Apuntar que a lo largo de esta legislatura, el grupo municipal del PSOE registró la salida de Joaquín Muriano, quien, pese a argumentar motivos personales, se había distanciado de Román.

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