CANELO Y YO

Son un poco perros

QUERIDOS perros y perras cuyos dueños y dueñas salen o escriben en agrupaciones del Carnaval de Cádiz, soy Canelo el perro del Canijo. Como sabéis , llevo poco tiempo con él, y aún no he conseguido adiestrarlo del todo. Me está costando y es que estos días está muy distraído, como todos. El concurso lo atrapa. Se ha conectado el portátil a la pantalla de plasma y se traga todas las preliminares. El pobre mío está flipando porque eso de tener el Falla todas las noches en Sevilla desde preliminares es para él "un bastinazo". Para bastinazo, o más bien bastonazo, el bastón-fémur que sacaron el otro día Los Calavera, ay quien lo cogiera. Me gustaría pedirle a Juanma Romero Bey y al Morales que cuando acabe el carnaval le den uno a mi dueño. Por favor, dejadle claro que el hueso es para mí, que éste es capaz de echarlo al puchero.

En el fondo nuestros dueños son como perros. De hecho, habría que vacunarlos a la mayoría contra la rabia de no pasar una fase, la rabia de leer una crítica en un diario o la rabia de conectarse a Internet y ver como está el patio (qué daño ha hecho en España la aparición de Risto). A más de uno deberíamos prestarle el bozal para que no ladren a todo aquello que no sea lo suyo.

Tienen tanta variedad como en nuestra especie. Hay perros nobles, perros agresivos, de caza, y hasta perros que saben nadar (y guardar la ropa). Hay algunos perros que saben oler y adivinan lo que tienes guardado. Hay perros de compañía, (o de la calle que sea) y hasta perros que se sientan cuando reciben la orden de hacerlo. Hay perros ladradores y poco mordedores. También está el perro del hortelano que ni come ni deja comer. Y el peor, el perro furioso, cuyo carácter parece deberse a que tiene un rabo extremadamente corto. Algunos perros suelen tener malas pulgas, aparte de otro tipo de parásitos que sólo están con él mientras que el perro siga vivo. Si el perro está muerto, entonces los parásitos buscan a otro perro vivo que les proporcione el calor que necesitan. Mi dueño ha tenido a alguno.

En lo que más se nos parecen es que son capaces de dirigir sus ladridos a cualquier cosa poco importante. Es más, si en el silencio de la noche ladra un perro, enseguida empiezan a ladrar todos los que lo han escuchado. Pongo un ejemplo : un perro ladra en una obra de teatro o en un pregón, y enseguida saltan otros ladrando. Hay que ladrar más fuerte que el otro. Ladrar por ladrar. Que si no hay que morder la mano de quien te da de comer... ¿Son tan importantes y necesarios esos ladridos? Con la que está cayendo en el mundo, en nuestros trabajos y en nuestras casas.

Por cierto, está haciendo unos días de perro.

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