Mujeres y Carnaval

Desde la mirada de ella

  • Varias participantes cuentan su visión sobre cuál es la posición actual de la mujer en la fiesta y sus causas

  • Apenas hay autoras que firmen agrupaciones o directoras en el concurso del Teatro Falla

Comparsistas calentando voces antes de actúar en el Teatro Falla.

Comparsistas calentando voces antes de actúar en el Teatro Falla. / Julio González

Si miran el número de agrupaciones que participan en el COAC apenas observarán una docena de las mismas con mujeres. Si miran cuantas mujeres son directoras o autoras, la cifra es aún más baja. ¿Dónde están? ¿Por qué no son más? La conciliación, la falta de tiempo, una sociedad machista que se refleja en la fiesta, la elección de la calle como un espacio más libre para ellas o que hace falta más mujeres que se atrevan a dar el paso son algunas de las respuestas que dan aquellas que con su granito de arena van cambiando poco a poco estos números .Cada una tiene su mirada, que van desde la preocupación a la creencia de que ya hay un avance y que todo llegará a su tiempo.

Y como la calle es uno de los lugares que muchas han tomado para hacer lo que les gusta, hablamos con 'Las talegueras', referentes con su humor diferente y violeta. Precisamente, Marta Ginesta, componente de la agrupación, está haciendo su tesis doctoral en Historia por la Universidad de Cádiz sobre mujeres y Carnaval, donde más que en las cifras, se va a centrar en los posibles motivos de su ausencia, "me interesa saber qué ocurre", explica. Desde su visión la causa no es otra que "la sociedad sigue siendo machista y se encuentran dificultades para que participemos en el espacio cultural, publico, ya que sobre todo hemos estado en el familiar y el cuidado". "Si en la sociedad tenemos dificultades en el Carnaval también, porque priman los valores de subordinación femenina que tenemos asumidos". De hecho, pasa en muchas otras fiestas, apunta. "porque nuestro entorno cultural sigue tratando a las mujeres como secundarias".

Susana Ginesta, la autora de la agrupación y que comparte su visión, cree que tras la eliminación de la figura de las ninfas toca un trabajo posterior "para seguir apoyando nuevas formas de participación y referentes que vayan más allá de un traje de piconera y un palco". Por eso, para fomentar que haya más autoras apuesta por talleres a nivel creativo donde bajo patrones de igualdad se eliminen a la larga los chistes casposos o locales de ensayo con ludotecas. Para ella, como en la sociedad, chocan las dificultades para conciliar y considera importante asumir que no es suficiente un ocio femenino puntual. "Es necesario negociar con la pareja nuestro espacio para los ensayos, para crear y nosotras al mismo tiempo debemos aprender a delegar y eliminar los sentimientos de culpas por los roles asumidos".

Aunque en Carnaval se critica todo, "la mujer lleva un plus", considera. "Al principio te miran con paternalismo brutal, te dicen eso de mira las chiquillas cómo lo hacen, pero en el momento que destacamos y te consideran competencia ya viene la crítica". En el grupo que forman tienen claro que su lugar es la calle, porque así lo han elegido. "Es una decisión personal, el concurso no es tan importante y la calle es un espacio más cómodo, menos normativo", explica. "Y para posicionarnos como una chirigota buscada han tenido que pasar diez años", incide Marta.

Con muchas mujeres haciendo sus agrupaciones en la calle, Lucía Pardo se ha convertido en la actualidad en una de las pocas autora del COAC, con el logro de haber pasado su coro a semifinales. La joven reconoce el peso de la tradición, pero cree que depende de "nosotras mismas", señala. "Nos queda mucho para posicionarnos al lado de los hombres pero realmente depende de que nos atrevamos a dar el paso porque para ser autora el mecanismo es exactamente el mismo", asegura. Pardo, que se alegra de que en la calle haya autoras que estén haciendo grandes cosas y haciendo lo que les gusta, espera que con el tiempo la mujer tenga "exactamente el mismo papel". Aunque se siente con total libertad en los que hace, sí confiesa haber sentido alguna vez que la miraban diferente, como una niña. "Pero con el paso del tiempo, poco a poco se va demostrando y vas mejorando, y yo lo sigo haciendo con total naturalidad".

Con un grupo formado totalmente por mujeres, se congratula de que entre sus componentes haya madres "que compaginan a la perfección los ensayos". "Mi directora ha sido este año madre", dice, como ejemplo de que se está avanzando.

Y si las autoras en el COAC son pocas, las directoras también destacan por su ausencia. Carmen Jiménez Barea, que este año no sale pero es una de las caras femeninas más reconocibles, cuenta su lucha concurso tras concurso por algo que tiene su importancia. "Cada vez que iba a rellenar el boletín de inscripción me peleaba con los de Fiestas", comenta. "Tenía que poner si era femenina o masculina, cosa absurda porque es el mismo concurso. Sólo constaba la palabra director, sin posibilidad de directora y me ponía de los nervios. Afortunadamente ya lo han cambiado". Carmen tacha de "preocupante" que apenas haya mujeres dirigiendo y cree que aún prima la visión de que a la mujer le toca estar en su casa mientras su pareja ensaya. "Hay que trabajar desde el colegio. Las niñas quieren ser ninfas porque es la imagen que se ha dado pero hay que mostrarle que pueden ser autoras, componentes, porque también es el futuro de nuestra fiesta", opina. La comparsista lamenta que pasen como algo normal que la mujer sea en las coplas esa suegra pesada o la vecina guapa. Señala además la dificultad para encontrar mujeres para la orquesta. "¿Donde están las mujeres que saben tocar la caja, el bombo, las guitarras?". Por eso apuesta por perder el miedo a esas personas que "escuchan una agrupación femenina como si estuvieran escuchando los Cantajuegos".

Milián Oneto, por último, se convirtió el año pasado en la primera mujer que participa en una comparsa de las punteras del concurso y consiguió lo que quería: ser una más, porque al fin y al cabo se trata de eso, de no diferenciar, de igualdad real. Oneto cree que como en la vida cotidiana el machismo en el Carnaval está pero su experiencia personal no tiene nada negativo, al contrario, "ha sido un regalo" y una apuesta de Jesús Bienvenido y su grupo, "ellos fueron los valientes", y también se necesita. Hoy, comenta, "se han convertido en mi entorno social más cercano y cuento con el apoyo de mi familia en todo momento". La comparsista, que echa en falta alguna autora más en el COAC "porque falta de talento no hay", cuenta con naturalidad que "durante cuatro meses ella no baña ni duerme a sus mellizos, "lo hace su padre igual bien" y así de natural le gustaría que fuera todo. De hecho, afirma, "me da pena que mi incorporación fuera noticia".

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