Calle ancha

Más madera

ME preguntaban el otro día si ya empezaba el carnaval porque arrancaba el Concurso de Agrupaciones del Falla. Pues no, no empieza... este año el carnaval comienza el lunes 7 de marzo, si no recuerdo mal... bueno, digo para mí claro... ya sabemos que hay un sábado por medio y un domingo con esas cabalgatas tan horteras, pero yo es que soy del Cádiz ácido y quizás como que no me llama la atención lo esperado... pero a lo que iba... el carnaval es lo que es y el concurso pues es... otra cosa.

Un concurso sobredimensionado y que guarda una serie de contradicciones particulares que no voy a descubrir ahora. Los que nos dedicamos a contar lo que allí sucede observamos la apasionante fauna que se da cita en el Teatro. Cierto es que desde hace unos años han desaparecido personajes que gracias a la reventa le dadan al concurso un colorido cuanto menos surrealista.

Me llaman la atención los vociferantes, amantes del ripio fácil con alabanza a la actuación de una agrupación y con el consiguiente final y que se le seque lo que sea. También se encuentran los que siempre están y no sabemos porqué...o cuál es su misión y cometido, pero siempre están...en el pasillo de turno, en el foso, entre bambalinas... desde el principio al fin, te saludan, te sueltan un comentario y desaparecen buscando otra víctima. A otros... los picaos, los llamaría concurseros, sólo les interesa esta época del año pero no del carnaval sino del concurso, sólo concurso,especímenes que desean debatir sobre algo, lo que sea, individuos que mueren por Cadi y su cannaval pero poco más, monotemáticos.

Y sobre el escenario, creo que me estoy haciendo mayor, pero cada vez cuesta más trabajo que una agrupación me arranque cuanto menos una sonrisa. Y risas o carcajadas no recuerdo. Sí es verdad que donde más sorpresas agradables se lleva uno es en preliminares... chirigota con los componentes de pies apuntillados en las tablas, pasando un mal rato mientras los francotiradores del gallinero disparan indiscriminadamente. Siempre me ha hecho gracia el momento que rompe el silencio una voz dede el paraíso con ese oleoleole... que descarga un mensaje de retranca inmisericorde hacia las agrupaciones que no han tenido un efecto humorístico afortunado en el momento de la actuación. Cuarteteros que dominen poco la escena, presa fácil, los avezados, golpe de humor con humor se rebate. Y las comparsas, las extremadamente cursis que ya se les ve venir... aburridas, dramáticas, con nombres apocalípticos y con mensajes desgarradores. Y los coros, lo genuino, lo realmente único, lo que no existe en otro sitio donde hay carnaval pues en su línea mezclan de todo pero sin rutilantes sorpresas, me resultan sobreactuados. Los prefiero en la calle,me resultan más auténticos.

No me voy a dejar en el tintero a los medios de comunicación, más bien al colectivo humano y del género periodístico carnavalesco, a punto de ponerse en marcha en las Facultades de Comunicación audiovisuales, a eso le dedicaremos un artículo en plenitud.

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