LOS autores de Carnaval son muy malos escribiendo letras y peores todavía componiendo músicas. Pero a esta falta de calidad suman ahora el patetismo más lamentable.

Me explico. Hubo un tiempo en el que no había libertades políticas y escribir letras comprometidas podía causar un serio disgusto a su autor. En esa época nuestros autores carnavalescos componían las letras mirando a las musarañas o a las piedras de la Caleta. Sus 'feroces' críticas no olvidaban hacer la pelota al alcalde de turno o mofarse de los sevillanos.

Ahora, que tenemos libertades de todo tipo, cambia la tortilla. Cuando todo el mundo puede criticar al Papa, a la Casa Real o al Gobierno, nuestros autores se convierten, de la noche al día, en furiosos reivindicativos dispuestos a sacrificar su vida por la libertad de expresión.

Lo más curioso es que ven fantasmas y persecuciones por todos lados. Si no le dan un premio es porque son de izquierdas y el PP recompensa a los autores de derechas. Si no los contratan es porque hay discriminación política, y si la televisión mete un anuncio que corta alguno de sus pasodobles es que hay censura.

Lo dicho. Antes eran malos y ahora, además, patéticos.

Sufrido lector. Apague el Carnaval y haga lo que yo: escuche a Abel Moreno.