Cádiz CF

El valor de lo realizado

  • La Liga es un conglomerado de sensaciones mutantes en función del resultado, pero el equipo demuestra que no es casual su permanente liderato pese al escaso brillo de su juego

Álex Fernández y Iza Carcelén celebran el gol de la victoria contra el Almería.

Álex Fernández y Iza Carcelén celebran el gol de la victoria contra el Almería. / Fito Carreto

El único enclave de España que aún no ve al Cádiz CF en Primera División es el territorio gaditano. Medios de comunicación de ámbito nacional se apresuran a colocar al conjunto amarillo en la máxima categoría tras el sonoro golpe sobre la mesa que dio con su triunfo sobre el Almería. El duelo tenía aroma de final, pero no es definitivo aunque el despeja el camino para el conjunto vencedor.

La Liga es un conglomerado de sensaciones con tendencia mutante cada fin de semana en función de los resultados. Ahora sí, ahora no. Después de la trigésima jornada, ahora parece que el Cádiz CF se va a comer el mundo porque parece que ya no hay quien le tosa en la clasificación. Sólo él puede perder el tren cuando hace un cuarto de hora estaba a un tris de ceder el liderato y la plaza de ascenso directo corría serio peligro.

Ni una cosa ni otra. Ni antes estaba todo perdido ni ahora está hecho aunque el paso es importante. Dar al Cádiz CF por ascendido, como hacen desde otros lares, es tan atrevido como haberlo dado por muerto tras las dos derrotas consecutivas que elevaron las dudas a su cota más alta. Justo en este tramo, cuando se escapa de nuevo, es cuando más debe imperar la prudencia dentro del vestuario. Fuera de él, entre la afición, la euforia está más justificada. Es innegable que la situación es ideal para el asalto en el esprint final.

La categoría de plata es tan puñetera que todo puede cambiar en cualquier momento. Todo continúa abierto por mucha diferencia que haya en la tabla. Dos derrotas seguidas y se aprieta la Liga de nuevo. La línea que separa la victoria de la derrota es tan delgada que cada partido se convierte en una batalla de desenlace incierto. ¿Alguien esperaba que el Extremadura pudiese rascar un punto en Huesca ante el mejor local del torneo? ¿O que el emergente Zaragoza arañase sólo un empate en el último suspiro en el terreno del Racing de Santander?

El Cádiz CF no es mejor que los demás ni tampoco inferior. Su mérito es equivalente a su capacidad para inclinar la balanza a su favor, porque en cada partido se mueve en el alambre. Venció al cuadro mediterráneo si apenas tirar a puerta pero sin dejar que el rival hiciese lo mismo pese a las peligrosas llegadas al área. Ganó pero un empate no hubiese extrañado a nadie. Le costó una barbaridad, pero no hay que olvidar que enfrente estaba un rival que triplica el presupuesto de la entidad cadista. Y que a estas alturas de la película, a todos les cuesta vencer.

La clave radicó en la rápida respuesta al madrugador gol del Almería. El empate devolvió el partido al contexto que querían los amarillos, que desde entonces ya no tuvieron la necesidad de ir sin rodeos ataque. Con el 1-1, controló el ‘tempo’, que es lo que le interesa, por más que el balón correspondiese al contrario. Las cifras al final fueron parejas: siete remates de los anfitriones por ocho de los visitantes, con un 42 por ciento de posesión para los de casa y un 58 para los foráneos.

El Cádiz CF gobierna la Liga con autoridad gracias a su carácter competitivo, no a su calidad, y lo que está haciendo sólo merece el aplauso. Líder en 26 de las 30 jornadas. ¿Qué su juego no encaja en los parámetros ortodoxos de la bellenza? ¿Que lo basa todo en la defensa? Vale, pero ocupa el puesto de privilegio una semana tras otra mientras poco a poco el sueño está más cerca de transformarse en realidad.

La efectividad es más poderosa que la brillantez. No son pocos los rivales con un fútbol más vistoso que han doblado las rodillas ante los gaditanos. Lo que cuenta a la hora de la verdad es la victoria. El que se empeñe en amargarse a la espera un juego lustroso tiene un serio problema porque el árbol del ofuscamiento por la estética le está impidiendo disfrutar del frondoso bosque que se visita desde la atalaya.

El cadismo vive en un permanente carpe diem desde el comienzo de la temporada. Siempre el primero de la clase. No cabe más alegría. ¿Por qué cambiar ahora? Que el equipo llegue hasta donde pueda llegar y mientras tanto que reine la felicidad en el día a día.

Pese a que el Cádiz CF gana, fortalece su liderato y aumenta las diferencias con sus perseguidores, el margen de mejora es considerable. Por eso el entrenador, Álvaro Cervera, pone las cosas en su sitio. Valora el regreso a la senda del triunfo, pero no oculta que hay que hacer algo más que defender y es consciente de lo difícil que es ganar.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios