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Una producción lenta

  • El conjunto amarillo sólo ha ganado cuatro encuentros en los 13 capítulos de la segunda vuelta y se ha dejado en el camino seis de los últimos nueve puntos en un momento clave

Álex Fernández pugna con Gaspar Panadero en presencia del árbitro en un lance del partido contra el Almería.

Álex Fernández pugna con Gaspar Panadero en presencia del árbitro en un lance del partido contra el Almería. / fito carreto

El Cádiz se ha desenvuelto con tanta solvencia a lo largo del campeonato que se permite el lujo de pelear por el ascenso a Primera División sin ataduras desde el pasado mes de marzo, cuando superó la barrera de los 50 puntos en la 30ª jornada, cuando aún tenía por delante 12 capítulos para pelear por la recompensa de mayor enjundia con la que sueñan todos los equipos y aficiones. El reto continúa vigente pese a que no termina de desprender la sensación de atesorar argumentos suficientes como para obtener el visado que da acceso directo al selecto grupo que milita en la élite del fútbol español. Es capaz de competir contra cualquier adversario, por muy poderoso que sea, pero le falta ese punto necesario para dar el salto definitivo. Esa es la impresión. No figura entre los favoritos pero es uno más en la batalla y todo puede pasar en un desenlace preñado de incertidumbre.

Las carencias son de sobra conocidas y también las cualidades. El mérito de este equipo no admite discusión. Estaba diseñado por la salvación -ese era el objetivo que había fijado el club- pero desde hace tiempo acostumbra a vivir en las alturas como uno más entre los mejores. Encadena nada menos que 19 jornadas entre los seis primeros de la clasificación aunque ahora, en el vértigo del sprint sostenido que conduce hasta la línea de meta, camina con paso corto cuando llega el momento de avanzar con zancadas largas.

El revés que supone el empate en casa contra el Almería es un frenazo que sitúa al conjunto amarillo en la realidad de un objetivo reservado a los que son capaces de marcar la diferencia cuando más calienta el sol. En la hoja de ruta estaban contemplados tres puntos que se quedaron en uno. Un paso atrás que el tiempo dictaminará si es grande o pequeño. Los de Álvaro Cervera aguantaron el tirón frente a rivales directos de envergadura con tablas frente al Huesca y al Rayo Vallecano, ambas resueltas con 1-1 después de ir por debajo en el marcador. Dos buenos resultados que, sin embargo, no tuvieron continuidad ante el cuadro almeriense, un conjunto metido de lleno en la desagradable lucha por esquivar el descenso. Si los empates contra claros aspirantes al ascenso supieron a victoria y alimentaron los sueños, el cosechado ante el conjunto de Lucas Alcaraz ofreció una sensación cercana a la derrota. El Almería es uno de los pocos rivales de los amarillos que no están en la contienda del ascenso. Era uno de los equipos a batir.

El Cádiz dejó escapar dos puntos importantes -le hubieran otorgado el liderato de manera provisional- cuando debía ganar los tres delante de su hinchada. Enlaza cinco encuentros consecutivos sin perder pero a estas alturas de la Liga, cuando hay dar un paso al frente, lo que cuentan son los triunfos y los amarillos llevan tres partidos concatenados sin vencer. Han sumado sólo tres puntos de los últimos nueve -seis se han quedado en el camino-. No les que otra que aumentar su producción para

Es la hora de vencer. No caben más rodeos. La victoria se convierte en una misión urgente no ya para intentar el ascenso directo -difícil pero no imposible-, sino para atrapar al menos uno de los puestos entre el tercero y el sexto. El play-off no es un premio menor.

Ganar es la cuestión. El Cádiz sólo ha celebrado cuatro victorias en las 13 jornadas ya disputadas de la segunda vuelta, tres de ellas frente a adversarios ubicados en la zona de descenso (2-0 al Córdoba, 4-1 al Sevilla Atlético y 0-1 en el campo de la Cultural Leonesa) y una contra un rival directo: 2-1 a un Real Oviedo que jugó buena parte de aquel partido con un hombre menos.

Los de Cervera han sumado 18 de los 39 puntos dirimidos en la segunda vuelta, menos de la mitad, y es el equipo que colecciona más empates: seis. El carácter competitivo le da para estar arriba aunque con una cosecha menor a la que en principio necesita en la dura puja con los más fuertes. A estas alturas de la primera vuelta acreditaba 17 puntos -uno menos que ahora- en un recorrido similar.

El equipo amarillo no pierde el sello de rival incómodo para el resto de sus adversarios, aunque más allá de ese rasgo distintivo está obligado a poner en práctica el verbo ganar. Lo intentó con insistencia durante la segunda parte contra el Almería después de tirar a la basura la primera. Demasiado tiempo perdido. El Cádiz de las dos caras despertó tras el paso por vestuarios con un fútbol más vertical apoyado en la aportación de Alberto Perea -el equipo se vinco arriba con su entrada- y en las peligrosas internadas de Álvaro García. La escuadra de Cervera hizo todo lo que debía para vencer, pero se olvidó del elemento más importante: el gol. Generó ocasiones pero no culminó el trabajo. El reto se complica aún más, pero continúa al alcance.

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