El Cádiz CF ofrece una doble cara bien diferenciada en los tiempos más cercanos: poco consistente como visitante y fuerte como un roble en el Nuevo Mirandilla. La noche y el día. Su espíritu competitivo no le da para avanzar cuando es foráneo, pero se transforma en una fiera en el rol de un anfitrión insaciable que hace la vida imposible al oponente de turno.

Si el conjunto amarillo sacó adelante el partido contra el Rayo Vallecano (1-0) fue en buena medida gracias a su condición de local. La victoria hubiera sido difícilmente posible en otro escenario.

Claves de la solidez del Cádiz CF en casa

Se siente seguro: Las dudas que el equipo ofrece en otros campos las disipa cuando salta al césped del antiguo Carranza, donde es capaz de someter a sus rivales con máxima concentración, sin apenas concesiones, con vocación atacante pero sin olvidar la vertiente ofensiva. Los jugadores se crecen, se sienten arropados y mejoran su rendimiento.

Acierto en las áreas: El Cádiz CF ve portería y además cierra la suya. Cinco goles a favor y ninguno en contra en las tres citas más recientes en su templo: 2-0 al Mallorca, 2-0 al Girona y 1-0 al Rayo. Un feudo inexpugnable donde está cocinando su continuidad en la élite.

Mentalidad: Todos los que forman parte del universo cadista son conscientes de que buena parte de las opciones de salvación pasan por sumar de tres en tres en el dulce hogar. El equipo sabe mejor que nadie que debe esmerarse en casa y eso es lo que hace un perfecto equilibrio entre defensa y ataque.

Paciencia: Los amarillos se adaptan a la situación de cada encuentro. Cuando no es posible marcar con prontitud, tienen el temple suficiente para sobrellevar la presión, no cometer errores y esperar su momento para dar el golpe definitivo.

El papel de la afición: La aportación de la hinchada está siendo fundamental. Cada partido en el santuario cadista se convierte en una fiesta del fútbol con un ambientazo de lujo. Una olla a presión de efectos beneficiosos. El personal se entrega a tope desde la grada y lleva en volandas a un equipo que desde el tapete contribuye a crear una atmósfera única que hace que el estadio se convierta en un fortín.

La racha: Las tres derrotas consecutivas en territorio gaditano al comienzo de la temporada 2022/23 (ante la Real Sociedad, el Athletic de Bilbao y el Barcelona) encendieron las alarmas, pero la transformación es evidente. Después de aquellos varapalos, encadena nueve encuentros sin perder rodeado de sus miles de aficionados y los tres últimos los resuelve con triunfos de auténtico valor.

El limitado margen de error: Sin rascar en las visitas, los partidos en casa emergen como verdaderas finales que los de Sergio González están obligados a ganar. El Cádiz CF se la juega en cada cita en casa. Mientras consiga vencer en su terreno, no hay problema. La cuestión es si deja de hacerlo.