Copa del rey. cádiz-real madrid

Un plato de gusto exquisito

  • El conjunto gaditano hace un paréntesis en la realidad liguera para vivir el dulce sueño de medirse al todopoderoso equipo blanco, que comparece en el Carranza sin sus estrellas

Llega el día más esperado, el que convierte en dulce realidad el deslumbrante sueño de jugar contra el Real Madrid. Atascado en el pozo de la Segunda División B, del que no consigue escapar por más que lo intenta, el Cádiz recurre al atajo de la Copa del Rey para, gracias a un afortunado sorteo después de superar tres rondas (ante Murcia, Mensajero y Laredo), ganarse el premio de medirse a uno de los dos grandes del fútbol español. Una pena que tener enfrente al gigante blanco sea un acontecimiento que irrumpe como una excepción cuando no hace mucho, algo más de dos décadas, en la etapa más gloriosa de la entidad cadista, las citas entre los dos eran habituales. Nada tiene que ver la situación actual con la de antaño y por eso sabe tan especial la visita del Real Madrid en el choque de ida de los dieciseisavos de final (estadio Ramón de Carranza a partir de las diez de la noche). Hoy, aunque es miércoles laborable, es un día de fiesta. Es la fiesta del fútbol con mayúsculas. Eso sí, con un distancia sideral entre un club que maneja un presupuesto de 500 millones de euros por temporada y otro que las pasa canutas para cumplir el suyo, de apenas 4 millones.

El preparador cadista, Claudio Barragán, dispone de todos sus jugadores con la única excepción de Álvaro García, inactivo hasta el próximo mes de enero a causa de un fuerte esguince de tobillo sufrido en el choque contra el Almería B. En principio está previsto que el míster haga rotaciones en la alineación porque la vida continúa y el Mérida espera el próximo domingo en su campo en la dura competición liguera.

Quien seguro que sí realiza movimientos, y muchos, en el once es el entrenador madridista, Rafa Benítez, que recurre a su segunda unidad y a jugadores del filial. Ni de lejos presentará el once de gala. La diferencia entre los dos equipos es tan evidente que el madrileño opta por dejar en la capital de España a las estrellas. Se quedan en tierra, por decisión técnica, Cristiano Ronaldo -descansa después de haber jugado todos los encuentros completos desde el comienzo de curso- Bale, Kroos, Modric, Benzema, Danilo y Keylor Navas, que se unen a las bajas de Sergio Ramos, Varane, Carvajal y Marcelo. En la lista de convocados, compuesta por 17 futbolistas, figuran cinco jugadores del Real Madrid Castilla: el portero Carlos Abad, los defensas Lienhart y Álvaro Tejero, el centrocampista Marcos Llorente y el delantero Borja Mayoral. Los 12 restantes sí son del primer equipo: los cancerberos Kiko Casilla y Rubén Yáñez; los zagueros Pepe, Nacho y Arbeloa; los medios Casemiro, Kovacic, Cheryshev, Isco y James Rodríguez; y los atacantes Lucas Vázquez y Jesé.

El duelo irrumpe como un gigantesco oasis en medio de un desierto que nunca tiene final para un Cádiz que hoy, aunque sólo sea por un día, se permite el lujo de evadirse de su condición de obligado militante de la categoría de bronce para disfrutar de un reto que reverdece viejos tiempos de esplendor. Esos años en los que incluso era capaz de vencer todo un Real Madrid aunque sólo fuese en contadas ocasiones. La victoria que entonces era una opción nada descartable se transforma ahora en una misión casi imposible, por no decir imposible. Y eso que se enfrentan el considerado como el Real Madrid de Segunda B -así suele ser calificado el Cádiz por sus rivales- con el Real Madrid de verdad pese a sus sonadas ausencias. La diferencia entre uno y otro es de tal calibre que las opciones de los amarillos de pasar la eliminatoria no entran ni por asomo en los parámetros de la lógica. Ni siquiera la posibilidad de ganar hoy en casa, que ya sería una campanada de esas que causan revuelo mediático. El objetivo de los gaditanos es plantar cara, hacer un buen papel, competir y que pase lo que tenga que pasar, pero siempre con la cabeza bien alta. Hoy cuentan más las sensaciones que el resultado, aunque siempre hay esperanza de obtener un marcador digno.

La gran ventaja del Cádiz es que no tiene nada que perder. Por una vez no juega con la obligación de ganar, liberado de las cadenas de la presión y sin el rol de favorito que suele desempeñar cada fin de semana en la Liga. Hoy que el favorito es el rival es un día para disfrutar del fútbol sin ataduras, para que aflore la cara buena de un equipo amarillo que en las últimas semanas ha dejado un rastro de dudas en sus prestaciones.

En el Real Madrid tampoco reina la tranquilidad después de su todavía reciente hecatombe en el Bernabéu frente al Barcelona, que con un 0-4 hizo temblar los cimientos del vestuario merengue. El cuadro de Benítez, después del ridículo en el clásico, ganó no está en condiciones de ceder lo más mínimo y llega con la obligación de ganar.

Lo único seguro en el once inicial del Cádiz es la rotación en la portería. Pol Ballesté, titular en los otros duelos coperos, regresa al equipo. En la línea defensiva en principio estaría Juanjo o Cristian Márquez en el lateral derecho, Tomás o Pavez en el izquierdo, y como centrales saldrá una pareja entre Aridane, Josete y Servando. El centro del campo es una incógnita, aunque podría tener sitio Mantecón y Garrido, sin descartar a Abel Gómez y Alberto Quintana. La banda derecha sería para Salvi o Hugo, y en la izquierda entraría Kike Márquez. Lolo Plá actuaría como enganche en mediapunta y Wilson Cuero, sin minutos en la Liga en las últimas fechas será el hombre más adelantado.

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