Cádiz CF

La penúltima víctima

  • La destitución de Cordero se enmarca dentro del permanente conflicto entre Vizcaíno y Pina, trasladado a los Juzgados

  • El presidente admite que no hay motivos deportivos para su cese

La penúltima víctima

La penúltima víctima

El Cádiz cumplió ayer 108 años en plena guerra institucional. Una guerra que parece no tener fin y cuya última batalla se ve reflejada en el despido fulminante del hasta ahora director deportivo, Juan Carlos Cordero, convertido en la penúltima víctima -nunca se sabe cuál será la última- de la contienda por el poder que mantienen abierta Quique Pina y Manuel Vizcaíno. El presidente reconoció ayer que prescinde de Cordero por motivos que no tienen relación con lo deportivo. En declaraciones a Radio Cádiz (Cadena Ser), el mandatario cadista dijo que el ex director deportivo del club "ha realizado un gran trabajo. El problema no es él, sino una serie de circunstancias que podían afectar al equipo. Es algo que sucedió hace poco tiempo y podía volver a suceder". Ahí se quedó su explicación. No quiso ir más allá.

El mandatario cadista no precisó ni las circunstancias ni a quién se refería en concreto cuando dijo que el problema no es él, aunque todo hace indicar que la alusión iba dirigida a Quique Pina, al que mantiene como miembro del Consejo de Administración del club aunque el distanciamiento entre ambos es tan absoluto que han trasladado su conflicto a los tribunales. Lo que tenga que suceder entre ellos se resolverá en los Juzgados salvo un giro radical que no se atisba en un horizonte cercano. Se han intercambiado demandas porque ambos consideran que el otro ha incumplido el pacto de socios que firmaron en el verano de 2016.

Pina reclama además, vía judicial, la disolución de Locos por el Balón para tener poder de decisión de sus acciones -la mitad de esa sociedad-.

El proceso se avecina largo -podría durar un mínimo de dos años-. Pero en medio de toda esa batalla por el poder en el Cádiz aparece la Operación Libero, en la que Pina está imputado, mientras que Vizcaíno tiene pendiente un juicio por una pieza del caso Invercaria. La situación parece mucho más complicada para el murciano que para el sevillano.

Mientras, Vizcaíno defendió la contratación de un nuevo director deportivo. Óscar Arias "reúne dos cualidades que resultan fundamentales: la experiencia que tiene desde el fútbol de barro al de la élite. El fútbol de barro incluye la Segunda División B y la Segunda A, y el de élite porque formó tándem con Monchi". En opinión del presidente, Arias "tiene capacidad de adaptarse a cualquier tipo de fútbol y de proyecto y eso me hace pensar que de su mano conseguiremos el crecimiento que queremos".

La decisión del cambio en la dirección deportiva es arriesgada, y más si no hay razones deportivas.

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