El club necesita un millón de euros antes del 31 de julio

Los jugadores que han llevado al Cádiz a Segunda B pueden ser un problema más allá del 19 de junio, cuando se celebró la última jornada de Liga. Las denuncias que van a presentar -en muchos casos ya son firmes- se convierten por el momento en el principal lastre y la gran amenaza durante las próximas semanas para la viabilidad del club.

Según ha podido saber Diario de Cádiz, la mayoría de integrantes de la plantilla 2009-2010 se ha dirigido a la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE) para hacer efectiva la denuncia por la deuda que mantiene la entidad. A día de ayer, sólo tres o cuatro futbolistas no habían acudido a esta vía para, de alguna manera, asegurarse el cobro de las cantidades recogidas en los contratos.

Durante la temporada que acaba de concluir los jugadores del Cádiz han estado recibiendo mensualmente algo menos de la mitad del dinero que les correspondía, quedando pendiente mes tras mes una parte importante. Pero también están sin abonar las tres últimas nóminas (abril, mayo y junio). Fuentes próximas al club amarillo y a algunos jugadores, cifraron ayer en un millón de euros el dinero que necesita la entidad antes del próximo 31 de julio.

Lo más urgente es cumplir con el pago a los futbolistas, ya que de lo contrario la ley obligaría a que el Cádiz sufriera un descenso administrativo y tuviera que dar con sus huesos en Tercera División. Hay que recordar que desde el club se hizo ver hace unos días que esa situación no se iba a producir, lo que quiere decir que los actuales dueños aseguran el pago de ese dinero.

No cabe duda que el tiempo es uno de los grandes enemigos del futuro del Cádiz, ya que corre peligrosamente en su contra para hacer frente a demasiados y costosos problemas.

Al margen de las denuncias por el impago a la primera plantilla, la entidad tiene pendiente otras deudas con técnicos y jugadores por la prima de ascenso a Segunda A, y con las secciones inferiores, que aunque no repercuten en una pérdida de categoría, sí dejan en el aire cualquier organización de futuro en materia de cantera. Es inviable preparar la próxima campaña cuando hay débitos pendientes de la que acaba de concluir y de la anterior.