El reparto de la salsa del fútbol fue a partes iguales, dos goles por bando. Pero más que el partido -un nuevo fiasco del equipo amarillo-, con lo que de verdad disfrutó el personal fue con la vuelta al campo que dio el Cádiz juvenil, recién ascendido a División de Honor. Visto que el presente es oscuro, la hinchada brindó una cerrada ovación a los jóvenes que sueñan con jugar algún día en el primer equipo. Con el nivel que hay, no deberían tenerlo difícil.

Ya metidos en el partido, el respetable vio cómo su equipo le faltó el respeto con una falta de actitud que por momentos mancillaba el escudo de la entidad. Los decibelios subieron como la espuma con la pitada que el personal dedicó a los jugadores cuando enfilaban el túnel de vestuarios en el descanso.

Los habituales cánticos que reclaman once futbolistas como Raúl López brotaron por enésima vez como reclamo de un mayor esfuerzo que acabó llegando en la segunda parte.

Cuando el Cádiz reaccionó sobre el césped, la hinchada supo qué papel le tocaba desempeñar y apretó de lo lindo desde la grada para empujar a los suyos a una remontada que se quedó en casi por falta de tiempo. La indiferencia reinó entre el público tras el pitido final.