El Cádiz se ha complicado la vida de tal manera que ha pasado de estar metido en la fase de ascenso a Primera División a tener que jugarse el pase en la última jornada tras el gol que recibió en el minuto 92 en el duelo en casa contra el Tenerife que redujo a un empate una victoria que tenía en el bolsillo.

La consecuencia es que tiene que ganar de modo obligado en el campo del Granada el próximo sábado para asegurar el billete y no tener que depender de lo que hagan sus rivales directos. Hay dos plazas aún sin decidir que se disputan cinco equipos -Cádiz, Valladolid, Osasuna Numancia y Oviedo- y el conjunto amarillo llega al capítulo final ubicado en la quinta posición.

La ventaja es que depende de sí mismo y la desventaja es que tiene que ganar fuera de casa, algo que sólo ha logrado una vez en los diez partidos como visitante en la segunda vuelta. Fue hace casi dos meses y medio en el campo de la Cultural Leonesa por 0-1 con gol de Álvaro García.

El balance de las salidas del Cádiz en la segunda vuelta no invita al optimismo: un triunfo, cuatro empates y cinco derrotas en diez partidos, con un saldo de siete puntos sumados de los 30 que ha disputado.

El bajón del equipo amarillo en la segunda etapa de la temporada está reflejado en los números más recientes: sólo una victoria en sus últimos diez envites, en los que abundan los empates –siete- y una escasa producción de diez puntos de 30. Ganar es una cuestión inaplazable si no quiere depender de los resultados de sus rivales directos. Lo tiene difícil pero no imposible. Sigue vivo pese a todo.