El Cádiz CF, entre la vergüenza amortiguada y una afición engañada

El equipo amarillo no detiene su decepcionante marcha en la recta final de la temporada

El Cádiz CF tiene amarrado al centrocampista Jony Álamo, que está lesionado

Formación inicial del Cádiz en el duelo ante el Córdoba.
Formación inicial del Cádiz en el duelo ante el Córdoba. / Miguel Ángel Salas
J.J.N.

03 de mayo 2025 - 14:33

Cádiz/El Cádiz CF no parece tener remedio. Nada se puede esperar a estas alturas de una temporada que se ha empeñado en arrojar a la basura y además no tiene reparos en demostralo. Ni siquiera es capaz de firmar una recta final decorosa con la que endulzar mínimamente el amargo sabor de boca de una afición condenada a una decepción imperecedera. El varapalo (4-2) en el terreno del Córdoba fue un fiasco más de tantos que ya no caben en el cajón de los desastres.

Esconderse bajo el paraguas de un polémico arbitraje no cuela. El colegiado tuvo lo suyo, pero su error mayúsculo en la señalización de un penalti más que discutible no puede tapar la gigantesca incompetencia de un equipo imprevisble cuya credibilidad está fuera de cobertura.

La primera parte fue lo peor en mucho tiempo. Inapatecencia, falta de concentración, desorden, tarde en los duelos... jugadores en evidencia ante el empuje de un rival que sí puso ganas, lo menos que se puede exigir a los profesionales del balón que defienden un escudo y representan a miles de aficionados.

El Cádiz CF fue arrollado porque directamente no fue competitivo hasta el extremo de coquetear con el esperpento en un primer acto deleznable, como un anuncio de vacaciones anticipadas bajo el relax de la permanencia virtualmente obtenida tras la victoria (1-0) sobre el Sporting de Gijón.

La actitud vergonzosa fue un insulto a los aficionados que no cobran como los jugadores pero que gastaron su dinero y su tiempo para viajar desde diversos puntos de la geografía española y ofrecer 'in situ' todo su aliento al equipo de sus amores. La plantilla y la directiva deberían hacer un escote para restaurar los bolsilllos de los seguidores. El disgusto ya no se lo quita nadie.

La parroquia cadista pasó del disfrute durante el día en la hermosa y hermana ciudad de Córdoba a un calvario insorportable cuando la pelota empezó a rodar en el Nuevo Arcángel. Los inquilinos de la grada visitante y los hinchas amarillos repartidos en otras zonas no podían creer lo que estaban presenciando. Estaban siendo humillados por su propio equipo al que habían ido a animar.

Los jugadores reaccionaron tras el paso por el vestuario y paliaron en parte el daño que habían causado en una lamentable primera mitad. Con un futbolista menos, esta vez sí pelearon y hasta neutralizaron la desventaja de dos goles. Fue otro Cádiz CF que acabó pagando caro su descomunal esfuerzo y además se topó con el colegiado.

Gaizka Garitano tiene claro que el camino a seguir es el de la segunda parte. Pero el camino es el rendimiento a tope durante los noventa tantos minutos, no cuando el agua llega al cuello. La cuestión es si necesario ofrecer un penoso espectáculo en la primera parte para arribar después al estado de la decencia. ¿Por qué no comenzar con las pilas cargadas desde el pitido inicial? ¿Cómo puede un equipo dejarse ir de esa manera? Lo mejor es que la lastimosa temporada ya está próxima a su desenlace.

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