Quién se acordaba ayer del batacazo ante el Oviedo cuando unos 350 seguidores cadistas se habían metido entre pecho y espalda muchos kilómetros para estar con su equipo. Ayer tocaba hacerlo en las duras por la eliminación del ascenso por la vía rápida, pero ahí estaba ese sentimiento vestido de amarillo que no tiene fronteras ni límites. A los hinchas les tocó animar desde la parte superior de la grada más alta; es decir, muy lejos del césped.

Desde primera hora de la mañana el goteo de cadistas se dejaba ver por una capital alicantina que amaneció tranquila, nada que ver con la fiesta de Oviedo. Los pocos viandantes dialogaban sobre fútbol, empezando por la resaca de la final de Liga de Campeones y acabando por la eliminatoria que anoche disputaron blanquiazules y amarillos. El ambiente dentro del Rico Pérez no perdía la calma con la afición local y la visitante entrando poco a poco hasta dar color a un graderío con muchas butacas vacías. Y es que es algo más que un reto completar los casi 30.000 asientos de un feudo que sólo puede rozar el lleno en las grandes ocasiones en Primera División. Ayer no era el día para batir el récord. No obstante, los aproximadamente 11.000 espectadores pusieron el color a un primer asalto que se desarrolló, a efectos de aficiones, con enorme deportividad. El Cádiz estuvo representando por su presidente y su presidente de honor, Manuel Vizcaíno y Juan José Pina, quienes contaron con el respaldo de algunos consejeros y del director deportivo, Jorge Cordero. También se acercaron Quique Pina y Juan Carlos Cordero, clásicos en muchos partidos del Cádiz. Y es que, quieran o no, el Granada está muy unido al conjunto de la Tacita.