Fase de ascenso a segunda

Muerte y resurrección en Alicante (2-1)

  • Un gol de Airam mantiene al Cádiz con esperanzas de alcanzar la última eliminatoria después de perder de nuevo con su peor versión. Los amarillos reaccionan con el tanto del ariete y tienen ocasiones para empatar.

El mejor premio que ayer obtuvo el Cádiz fue el 2-1 final que deja al equipo vivo y con serias opciones de seguir adelante. Para ello, tendrá que, por fin, ganar un partido en esta fase de ascenso, ya que no hay otra fórmula si desea jugar la próxima campaña en Segunda A. La sensación es que el conjunto amarillo parece superior a su adversario, aunque en este caso no sólo vale con parecerlo, sino que tendrá que demostrarlo dentro de seis días en el Ramón de Carranza.

De entrada, Claudio Barragán llevó a cabo la mini revolución que se esperaba con tres caras nuevas en el once respecto al choque ante el Oviedo. A las esperadas salidas del equipo de Tomás -para que debutara Alberto Prada- y de Juanma Espinosa, se unió el cambio de puestos de Mantecón -para el regreso de Óscar Rubio al lateral derecho- y Airam, así como la titularidad de Fran Machado y la sorprendente suplencia de Jona. Y es que el batacazo del pasado domingo se ha cobrado unas cuantas víctimas.

La primera parte no será recordada como una gran versión del equipo amarillo por culpa de un temor que no desaparece y que parece atemorizarle en este play-off. A esto hay que unir el bloqueo que sufre el equipo desde el trauma del Oviedo. Lejos queda la imagen de la fase regular y fue preocupante, en la primera parte, la incapacidad para atacar trenzando las jugadas, madurando la llegada al otro área y apareciendo la gente determinante, como son Juan Villar y Airam, que llevan demasiadas semanas desconectados.

El Cádiz se preocupó primero de no ser vulnerable en la zaga para, a partir de ahí, buscar su identidad y el atrevimiento en la línea de tres cuartos. Lo primero lo logró a medias porque el ‘lesionado’ Chechu Flores y Adri Cuevas se movieron bien para buscar al cuestionado Portillo. Precisamente el ex del Real Madrid tuvo la primera en el minuto uno, el rematar alto una acción de estrategia. No era buen síntoma que en 60 segundos al Cádiz le hubieran llegado con claridad. El empuje del Hércules se producía a partir de un juego poco brillante pero efectivo para mover de izquierda a derecha al equipo. Sin Tomás, los blanquiazules probaban a un Prada que mantuvo el tipo a pesar de algunos fallos. Ese apretón alicantino estuvo salpicado por la polémica al reclamar unas manos de Kike Márquez dentro del área y por el gol anulado a Portillo, tras un mal despeje de Aulestia a tiro de Chechu Flores. Todo ello en una acción que nació en un fallo de Juan Villar en la otra punta del campo.

Si las sensaciones hubieran puntuado, el Hércules hubiera sido el ganador al descanso a pesar de arreón final de los amarillos, que se tradujo en una ocasión de Josete al rematar con el pie dentro del área salvando Chema. Fue la mejor, la única, del Cádiz en una primera parte que dejaba mucha preocupación.

El mal presentimiento de una primera mitad en la que fallaba el último pase y el trabajo defensivo, se cumplió muy pronto en la reanudación, ya que en dos minutos, el 49 y el 50, el Hércules puso muy cuesta arriba la eliminatoria para los amarillos. Dos goles que dejaron al Cádiz al borde del caos. El primero llegó en una falta en la que David González y Chechu engañaron a todos para aprovechar el extremo un pasillo por el que batir a Aulestia. Todo un mazazo. Fue sacar de centro y el primer ataque alicantino acabó con un centro raso al área que recogió otra vez Chechu Flores para ‘destrozar’ de nuevo a Aulestia. Dos a cero y el Cádiz con pie y medio fuera del play-off.

Durante diez minutos el conjunto de Claudio quedó a merced de un rival que llegó a bailarle en la zona ancha tocando seis, siete u ocho veces seguidas sin que el Cádiz oliera el esférico. Un daño psicológico en toda regla. Jona entró en el campo en lugar de Mantecón en busca de un giro de timón que metiera al Cádiz en la eliminatoria. Pero, por momentos, parecía que llegaría un tercer tanto que acabaría con el sueño de toda una ciudad. Despertó Kike Márquez -el mejor ayer-, para servir un córner que no alcanzó Chema, a quien le hizo falta Josete, y que metió casi sin querer Airam. La luz regresaba al Cádiz, que se veía vivo y fuerte para una vuelta que no sería tan traumática al ser suficiente un uno a cero.

La entrada de Migue García espoleó más a los amarillos, ya que el extremo dio lo mejor que hace tiempo no se le veía: desborde y llegada. Fue una pesadilla para Rafita en el tramo final; de hecho, un centro suyo, lo tocó Kike Márquez pero no lo remachó de cabeza por poco un Navarrete que no fue con decisión al remate. Se intuía el empate y que el de vuelta fuera un partido aún más distinto al que se temía, pero muy parecido al del Oviedo.

El Hércules no existió en el último cuarto de hora porque Chechu no pudo más y tuvo que ser sustituido. Los alicantinos recularon, se protegieron del empuje visitante y dieron por bueno una victoria mínima que les da cierta ventaja para el segundo asalto. Una cita para la que el Cádiz tiene que ganar sí o sí, por lo que lo de especular tendrá que esperar. Toca vencer para seguir adelante y toca vencer porque el equipo ha sido incapaz de hacerlo en los últimos cuatro partidos oficiales. Y así es imposible.

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