Con un ritmo menor al deseado, el mercado de fichajes correspondiente a la segunda ventana de la temporada se mueve en el Cádiz CF con el anuncio este jueves de la llegada en calidad de cedido de Rubén Alcaraz, el segundo refuerzo y el segundo centrocampista. El cadismo espera como agua de mayo que se produzca el refuerzo de la delantera, que lleguen ese atacante o esos atacantes que muchos entienden que faltan para convertir el nuevo juego ofensivo en goles, única manera de ganar partidos.

No es que los refuerzos de San Emeterio y Alcaraz llenen de euforia a la masa social porque los mira como jugadores de un segundo peldaño, pero la inquietud es tener argumentos para pelear el puesto con garantías a futbolistas como Choco Lozano y Negredo, que apuntan a ser los referentes de Sergio González mientras no aterrice una cara nueva. El cadismo espera a ese ariete que eleve la autoestima de todos y que muestre argumentos para pensar que tiene gol y que esos goles son sinónimo de puntos.

Máximo respeto para San Emeterio y Alcaraz, si bien es una realidad que vienen de Segunda A para reforzar a un Primera, y eso, de entrada, no es que sea para tocar las palmas. El primero de ellos va a dar oficio en la zona ancha, mientras que el segundo tiene calidad y hace goles gracias a la pegada que atesora. No es delantero pero sabe el camino para ver puerta.

Son adquisiciones para que Sergio tenga soluciones a lo que entiende que le falla o falta en el centro del campo. Que los dos primeros refuerzos sean pivotes es la confirmación de que los argumentos en forma de futbolistas para esa demarcación que se ha encontrado en la plantilla no son del todo de su agrado.

La mirada apunta al extremo izquierdo, con Idrissi al caer de un momento a otro, y al ataque por el que tanto clama el cadismo. Ante el Espanyol, el Cádiz CF hizo cuatro goles aunque sólo dos fueron legales, y esa es la tendencia que desea el cadista y que, indiscutiblemente, acerca a ganar partidos, sumar puntos y soñar...