"El año pasado me maté para nada"

Abraham Paz y Jose González podrían coincidir en una misma sala en la que se dieran cita futbolistas y entrenadores traumatizados por penaltis fallados en el último segundo de la competición que trajeron consigo un descenso a Segunda División B. El nombre del técnico gaditano estará ligado para siempre a uno de los episodios más dramáticos de la historia del Murcia. A él le tocó dirigir el equipo desde el banquillo el día del descenso en Gerona y, aunque ese día vio su carrera truncada hasta el punto de asegurar que no volvería a entrenar, esta temporada ya está de nuevo en el banquillo.

El actual técnico del Cádiz recordaba ayer su último y doloroso periplo en un banquillo en la prensa de Murcia. "Me maté durante ocho meses para conseguir absolutamente nada. Lo di todo, sacrifique una gran parte de mi vida, pero en muchos casos nada tiene que ver este sacrificio con los resultados, porque no basta, simplemente no teníamos el santo de cara. Yo creo mucho en el destino y ese era el que nos esperaba. Pero ha sido el equipo donde más a gusto me he sentido, por encima del equipo de mi tierra", resumía Jose González.

"Después de lo que pasó tengo muy claro que en el fútbol no todo se consigue con trabajo. Por mucho que te entregues y des todo, hay otros elementos determinantes como la fortuna, que también es necesaria para que las cosas salgan como uno quiere", confesaba el relevo de Vidakovic.

Jose explicaba cómo le van las cosas en el Cádiz: "Tengo un equipo que está queriendo ser fuerte y definido, pero que se encuentra con numerosos problemas. En el club y en la plantilla hay muchas dudas sobre la situación económica. Estamos metidos en una Ley Concursal muy estricta y hay mucha desconfianza e intranquilidad". "Así es difícil trabajar por mucho que intentes aislarte y aislar a tus futbolistas", concluía.