¿Cómo pueden 300 aficionados hacerse oír más que 6.000? Los más de tres centenares de seguidores del Cádiz que acudieron al Nou Estadi empujaron a su equipo a sumar su primera victoria lejos de Carranza en la segunda vuelta, que además llegó en el momento crucial de la temporada. La mayoría de los fieles hinchas llegó directamente de la Tacita de Plata tras un palizón en autobús que a la postre, y visto el resultado, mereció la pena.

El partido para la afición gaditana comenzó mucho antes de las cinco de la tarde del domingo. Por la mañana, numerosos seguidores invadieron con camisetas amarillas la Tarragona romana y medieval para comprobar por qué esta ciudad está catalogada como Patrimonio de la Humanidad. Más tarde, en los alrededores del Nou Estadi, las dos hinchadas disfrutaron de un armonioso rato de convivencia en un plácido prólogo del encuentro. Ya en el interior del estadio, los incondicionales del Cádiz se hicieron notar de principio a fin. Cánticos interminables y gritos de apoyo con el soniquete de moda 'sí, sí, sí, lo vamos a conseguir'. Le peña cadista de Barcelona, la peña Los condenaos y Brigadas Amarillas se entregaron en cuerpo y alma para aportar su granito de arena desde la grada.

Bufandas amarillas al aire y apoyo constante que no encontró rival en una afición local deprimida y sin palabras por la caída en picado de su equipo. Hasta el árbitro, que echó un mano expulsando a un jugador del Nástic, llegó a pensar que el Cádiz jugaba en casa. Quizás el personal tarraconense aprendió la lección de cómo apoyar a su equipo.