LXIV trofeo carranza final

Sexto título para el Betis

  • El equipo de Setién desarbola a Las Palmas en la segunda parte en unos minutos de gran inspiración de Canales, aunque muestra una imagen con altibajos ante un rival de inferior categoría

El bético Guardado golpea el balón ante la oposición de Ruiz de Galarreta en un lance de la final del Trofeo Carranza.

El bético Guardado golpea el balón ante la oposición de Ruiz de Galarreta en un lance de la final del Trofeo Carranza. / fotografías: jesús marín

El Real Betis consiguió la pasada madrugada su sexto Trofeo Carranza, tras vencer con más trabajo de lo que reflejó el marcador final a la UD Las Palmas. Tres goles casi seguidos a las puertas del tramo final del choque dejaron vista para sentencia una cita flojita pero que fue a más en la segunda parte.

La final más trasnochadora en mucho tiempo puso frente a frente a dos conjuntos con historias bien diferentes de cara a la temporada entrante, empezando por la categoría. El potencial de un 'EuroBetis' contra el aspirante a volver a la elite, la UD Las Palmas del ex sevillista Manolo Jiménez. Rubén Castro -que no jugó-, con intenso pasado verdiblanco, se medía por primera vez a sus antiguos compañeros, y Quique Setién, con un paso para recordar en el banquillo amarillo canario, abordaba un duelo desde el bando heliopolitano. Todo ello rondando en su cabeza el meritorio ascenso que logró con el Lugo a Segunda A en este mismo escenario. Los detalles de ese otro partido.

Sobre el césped, toque exquisito y amar el balón contra las maneras atrevidas de una UD con buenos detalles y argumentos para que su parroquia sueñe. La de anoche no fue una cita para soñar porque una final sin el Cádiz ni dos conjuntos de primera clase se queda solo para unos béticos que hicieron del Carranza su pequeño Villamarín.

Arrancó la final con dominio alterno, en cuanto a posesión, de dos equipos que gustan de fabricar el fútbol con pausa, de mucho mimar el balón pero con escasa profundidad y el ritmo veraniego de pretemporada. El calor también tuvo mucha culpa.

Las llegadas a portería se repartieron en lo denominado como primer tramo. Un remate cruzado de Edu Espiau que detuvo Pau López y un lanzamiento de falta de Andrés Guardado que se envenó tras tocar en la barrera. Todo ello con los béticos Loren y Guardado como reyes de la actividad, mientras que ese papel en Las Palmas lo asumieron Christian Rivera y Sacko. Todo ello dentro de una espesura que aburría al respetable pero esperada en una etapa aún compleja para los equipos.

Con el avance de los minutos hasta el ecuador del primer periodo, los de Quique Setién fueron dando ese paso al frente exigible por su condición de favorito al 'Trofeo de los trofeos'. Cargando el juego por el ala izquierda, a la UD le costaba cada vez más tener el balón hasta el punto de que se fue agazapando en su parcela sin que para ello el Betis le hubiera intimidado.

Alcanzada la media hora el público, mayoría bético, asistió a la acción más vistosa hasta ese instante. Una saque de esquina de estrategia verdiblanca, mal ejecutado, provocó una contra veloz de los canarios que salvó Sidnei dentro del área. Sucedió poco antes de que Javi García se 'rompiera' y dejara su lugar a Zou Feddal.

Lo cierto es que el descanso se fue acercando en la misma medida que el juego descendió aún más hasta quedar en cotas tan bajas que superaban la barrera del aburrimiento. Sólo en el suspiro final se animó gracias al gol de Loren, al recibir un centro raso estando libre de marca, y el arreón posterior de los verdiblancos para hacer todo lo que no se había visto en los 44 minutos anteriores. El 0-1 al ecuador era justo por la mayor presencia bética en el campo rival, aunque nunca por ser muy superior ni por exhibir lo que se espera de un equipo 'tocón' hasta la muerte.

El segundo tiempo mostró de entrada a un Betis más decidido a ser dueño de verdad de una final muy pobre. Buscó ese papel con Canales más despierto y desplazando el balón con un punto de velocidad superior. Boudebouz tambien destapó el tarro de las esencias en una combinación con Junior cuyo centro no alcanzó por poco Loren. Merecía el Betis el segundo.

Quique Setién no se sentaba un momento tratando de mantener a sus hombres en la línea que persiguen a una semana del estreno liguero. Tocar y tocar desde el nacimiento del fútbol para desdoblar a un enemigo que aguantaba con entereza pero asumiendo el rol de tener que esperar a un error propio del Betis para entrar a escena. Así lo intentó desde lejos Feddal, cerrando una jugada larga de posesión verdiblanca, y Guardado buscando el hueco imposible entre los centrales amarillos. Habían transcurrido 20 minutos de la segunda mitad y Las Palmas por fin apareció por el área de los ayer locales. Fue un espejismo porque el Betis regresó a la carga y la tuvo Guardado tras un remate propio fallido que al segundo intento encontró portería pero envió a córner Nauzet.

La UD no estaba por arrojar la toalla y tras tres sustituciones de Betis aprovechó cierto descontrol verdiblanco para tener dos llegadas soñadas. Primero en un grave error del tocar y tocar bético en el área que dejó a Erik Expósito solo ante el portero, quien salvó la acción. Dos minutos después otra sucesión de errores locales dejó de nuevo a Expósito con todo a favor pero sin pólvora. Y como quien perdona lo paga. Los tres siguientes ataques del equipo de Primera acabaron en gol con la firma de Canales en dos lanzamientos de media distancia ajustados al poste derecho de Nauzet, el segundo de ellos hermoso en su trayectoria. Y el cuarto al resolver en boca de gol Darko una buena acción desde la izquierda de Junior. 4-0 y final sentenciada aunque con un tanteador excesivo.

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