Salvador, el chef que vela por el bienestar cadista en El Rosal

El responsable del bar de la ciudad deportiva se encarga de la alimentación de una treintena de futbolistas

F.j. Díaz Cádiz

14 de octubre 2013 - 05:02

Un referente en la ciudad deportiva del Cádiz. Salvador, Salvi para todo aquel que le conozca, desempeña en los últimos años un papel fundamental en el crecimiento de los jugadores que defienden el escudo del Cádiz. Es el responsable de la alimentación de muchos canteranos desde la plantilla profesional a la de los infantiles. Un segundo padre para todos ellos y muchos hijos más para él. Les presentamos al chef de la entidad amarilla.

Cuando finalizó la reforma de El Rosal, Salvador adquirió la dirección del bar de la ciudad deportiva y su papel ha ido más lejos de la atención a los clientes los días de partidos y entrenamientos. Su buen hacer no pasó desapercibido por el club, que desde el principio le encomendó la alimentación de muchos canteranos que no residen en Cádiz y que viven y comen bajo la tutela de la entidad. Y desde entonces surge la figura de Salvador; paciente, comprensivo, cariñoso y siempre con una solución para los problemas de los chavales. "Hay que poner mucho cariño en el trato con los chicos para que acusen lo menos posible la lejanía de sus hogares", advierte el guía alimentario de esos cadistas en formación. Aunque es su sustento económico, Salvador no escatima esfuerzos y muestra un trato lo más afable posible hacia ellos. "Cada uno es de su padre y de su madre, pero hay que saber entenderles, aconsejarles y dirigirles. Tengo la suerte de haber tenido estos años a unos chavales excelentes".

En casa Salvi, como dicen esos canteranos, se come de maravilla. "Dos platos y el postre. Toda la comida consensuada con los dirigentes del Cádiz para que los chicos reciban una alimentación adecuada. Eso se cuida al máximo", explica. Y este medio es testigo de esa realidad cuando el padre de un canterano que se mete entre pecho y espalda 300 kilómetros para ver a su hijo, se funde en un abrazo con Salvador antes de volver a su ciudad de origen. Señal inequívoca de que su descendiente está en muy buenas manos. "Los padres me lo agradecen cuando vienen y ven que sus hijos están bien".

Ensalada, pasta, arroz, carne, pescado, lácteo, fruta... Unos menús completísimos que cuentan con la aprobación de los dirigentes. Tanto es así que en manos de Salvador hay casi una treintena de jugadores, entre ellos Tomás, el defensa del primer equipo. De ahí hacia abajo hasta los infantiles. "Quiero que se sientan como en su casa; es lo que siempre le pido a mi familia", que ayuda en la labor profesional. "Los chavales son muy agradecidos con la comida que reciben", apostilla. Salvi los alimenta y ejerce de chófer y padre cuando es necesaria una visita al médico o a la residencia de Puerto Real en la que duermen algunos.

El bar de las instalaciones de El Rosal, un hogar para esos jugadores y un lugar magnífico para comer antes o después de una jornada futbolera. Como en casa.

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