Cádiz CF

Puro funambulismo

  • El Cádiz sobrevive ante los más fuertes a base de empates, llega al tope de puntos desde su regreso a Segunda A y lo tiene en su mano para acceder al 'play-off'

El entrenador del Cádiz, Álvaro Cervera.

El entrenador del Cádiz, Álvaro Cervera. / Joaquín Hernández Kiki

El Cádiz CF resiste con gallardía en la zona de fase de ascenso a Primera División pese a que acumula cinco jornadas consecutivas enredado en el día de la marmota de los empates. No encuentra la puerta de salida del bucle pero como tampoco pierde (diez partidos seguidos sin la amargura de la derrota más el duelo no disputado ante el Reus), se sostiene en el alambre en un permanente ejercicio de funambulismo no exento de riesgo.

¿Cómo es posible establecer la residencia en la zona de privilegio tras perder diez puntos de los últimos 15? Tiene difícil explicación, pero entre una cosa y otra ahí está, sexto clasificado a falta sólo de dos jornadas para la clausura de la Liga. El mérito es tan suyo como el demérito es de los demás. Los perseguidores dejan el camino expedito y el desenlace lo escribe el Cádiz CF. Si por fin gana, adelante. Si no, queda a expensas de otros resultados.

Los amarillos superaron los cuatro exigentes exámenes seguidos frente a rivales directos (Málaga, Deportivo de La Coruña, Osasuna y Granada, los considerados más potentes) con un espíritu competitivo encomiable y un póquer de igualadas que le sirvieron para avanzar paso a paso con una huella imborrable que deja tras plantar cara. Qué difícil resulta batir al Cádiz CF, sin duda el rival más incómodo de la categoría de plata. No gana pero nadie da con la tecla para hacerle doblar las rodillas.

Sale indemne un equipo amarillo que, convertido en el rey de los empates (diez en la segunda vuelta para un total de 16), alcanza los 64 puntos e iguala la cuenta de sus dos temporadas anteriores. La primera vez le valió para meterse en el play-off desde el quinto puesto. La segunda no le sirvió más que para terminar en el noveno escalón. En la tercera campaña debe mejorar su saldo para acabar entre los seis primeros.

Para dar el paso definitivo, no queda otra alternativa que la victoria después de haber sobrevivido a los envites contra los más fuertes. Los empates serán buenos con tres puntos frente a un Extremadura ya salvado y si es necesario ante un Sporting de Gijón que nada se juega en la última jornada.

Llega la hora de ganar. Sin rodeos. Con las virtudes y los defectos ya conocidos. Con corazón y con cabeza. Con o sin Machís. No cabe recompensa sin triunfo. Lo saben de sobra en un vestuario fortalecido en la autoestima colectiva tras la lección de carácter que el equipo dio en Granada en un momento muy complicado, ante el rival menos goleado de la Liga que tenía hecho el ascenso por la vía directa.

El Cádiz CF está obligado a sacar su versión más eficaz en ataque. Cervera quedó gratamente sorprendido por la respuesta de su equipo en Granada en la segunda parte, cuando necesitaba al menos un gol para evitar la derrota. De la especulación pasó a los hechos. No le quedaba otra. Sufrió para abrir el cerrojo de la mejor defensa del torneo, pero la arrinconó hasta tal extremo que al final marcó, arañó un punto valioso y aplazó la fiesta del ascenso de su adversario. No podía ser que Los Cármenes se convirtiese en la tumba amarilla por segundo año consecutivo.

Los de Cervera sobreviven. Cada vez que parece que van a morir desprenden una bocanada de aire para avisar de que está muy vivos. Hasta el final.

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